Tanto visitante
inesperado acabo crispándome los nervios. Tu padre, quien no fue a nuestra
boda. Mi antigua novia, siempre tan cotilla. Tú, sonándote los mocos y
contándoles secretos de alcoba. Mi madre y sus álbumes de fotos. El equipo
médico y su profesional indiferencia. San Cosme en un calendario sobre mi
cabeza, el perro llenando de babas la colcha, la asistenta, el dentista, el de
la funeraria tomándome medidas, el móvil sonando sin parar y la habitación
haciéndose cada vez más pequeña. Lo había prometido, lo sé, pero necesitaba
algo más privado, uno no se muere todos los días.
Esta semana se han dado cita muchos difuntos en los relatos en cadena, pero de los que he leído, este es el finado con más desparpajo. Me ha gustado cada uno de los personajes que se dan cita.
ResponderEliminarBuen relato, Luisa. Enhorabuena.
Muy ácido y divertido.
ResponderEliminarLuisa, un gran microrrelato de humor negro. Lástima que no lo supieran apreciar los de REC.
ResponderEliminarUn abrazo.
Jajaja, lo venía venir, sobre todo cuando has introducido al de la funeraria.
ResponderEliminarNos muestras con claridad cuan poco se respetan los deseos de quien fallece.
ResponderEliminarNo hay que confiarse, hay que dejar uno su video-muerto para que lo van por orden notarial, con uno mismo expresando sus instrucciones post mortem.
Ja, ja qué bueno. Corrosivo y divertido.
ResponderEliminarBesos
Oí en el programa que había muchas apuestas por los velatorios/entierros/muertos recientes. El tuyo me ha gustado especialmente, Luisa, porque enumeras todos los miedos que podemos llegar a tener para ese momento.
ResponderEliminarUn abrazo,
Buenísimo. ¡Saludos!
ResponderEliminarGracias a todos.
ResponderEliminarCasi es un broma, ¿no? Quiero decir que no sé si es micro pero... es lo que salió.