Le vimos llegar ceñudo y huraño, con cara de pocos amigos. Algunos le quisieron hacer ver que no era bienvenido, que aquellas tejas tenían ya dueño, y otros intentaron acercarse; todos, sin excepción, recibimos la misma respuesta: bufidos, maullidos llenos de rabia, arañazos,… y decidimos dejarle en paz.
Lo hemos visto otras veces. Es uno de esos gatos que vivían en una casa, rodeados de todo tipo de comodidades; uno de esos que, de la noche a la mañana, se han visto olvidados por un juguete nuevo. Sí, lo hemos visto antes, algunos incluso lo recordamos, y sabemos que sólo la luna podrá curarle. Habrá que esperar que llegue una noche con pocas nubes y su círculo de luz inunde el cielo, bajo su influjo el gato olvidará su enfado, se calmará y comenzará a maullar, a cantarla, como nunca hizo.
Ilustración hecha por Juanlu/Luiyi
Cuesta mucho aprender a ser libre, pero serlo no tiene precio. Muy bueno Luisa, me ha encantado.
ResponderEliminarDuele que te olviden y te cambien por algo nuevo...Pero este gato pronto le cantará a la luna su canción de libertad.
ResponderEliminarBesos desde el aire
Recogimos a Nala, mi gata, en una urbanización de la sierra madrileña cuando tenía unos días y era una bola de pelos blanca y negra con más resina pegada de la que nadie pueda imaginar Estoy convencida de que la abandonaron cuando el capricho infantil chocó de plano con los intereses familiares. Hoy Nala es feliz, tiene ya cinco años y según te escribo me está observando subida encima de la impresora-es uno de sus sitios favoritos-
ResponderEliminarVuestro gato me gusta.
Un abrazo
Una historia aplicable a las personas en estos tiempos de crisis. Solo que nosotros no sabemos recuperar esa libertad o su sensación tan rápido como los gatos.
ResponderEliminarPreciosa historia, muy bien contada y para reflexionar sobre el comportamiento de las personas respecto a los animales.
ResponderEliminarUn saludo.
Afortunadamente los animales son en conjunto mejores que los hombres, ellos no han hecho nunca lo que nosotros hacemos.
ResponderEliminarGracias por la visita, un placer canta a la luna de día y en buena compañia.
Es triste que te olviden y te cambien por el nuevo juguete, pero cuando conozca bien la libertad ya no podrá prescindir de ella.
ResponderEliminarMe gustó
Un besitos
Caer en el olvido ha de ser tremendamente doloroso, más -si cabe- desde la incomprensión de los motivos.
ResponderEliminarY supongo que sí, que todos hemos de rehacernos y volver a vivir.
Un gato estupendo el de ambos.
Felicidades, Luisa. Felicidades, Juanlu.
Un abrazo.
Muy bonita historia,
ResponderEliminarun saludo
Me ha encantado y me ha recordado estos cortos de animación.
ResponderEliminarhttp://youtu.be/q2z4JrZE920
http://www.youtube.com/watch?v=EPW13qymVpA&feature=related
Perdón el segundo corto lo verás aquí
ResponderEliminarhttp://youtu.be/EPW13qymVpA
Es lo que tienen los gatos pijos, que son como sus amos. Pero bueno, en el dibujo parece que la luna ya hace su embrujo.
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