Lejos del pueblo y de su casa, de la mirada severa de su padre y con la complicidad de su madre, había llegado a ser lo que siempre había querido.
Durante años, con una excusa u otra, no había vuelto a las calles del pequeño pueblo castellano; pero ahora su madre había muerto.
Se enfrentó al espejo, aligeró el maquillaje, se vistió de negro, sabiendo de antemano que todos hablarían de esa mujer que volvía a la ciudad de la que una vez se marchó un chico.
(microrrelato finalista en la XXIV Edición del Concurso de Microrrelatos en Bubok)
Ella ya es lo que quiere. Que hablen. Total; Hablar por hablar, la gente habla de todos modos.
ResponderEliminarEnhorabuena Luisa. Me ha encantado y me ha sorprendido mucho el final. Un beso.
ResponderEliminarLuisa, otro micro fantástico, nos vuelves a llevar por el camino de la imaginación y al final nos lanzas al abismo.
ResponderEliminarMuy buena historia.
Un abrazo
Muy bueno, Luisa. Eres capaz de cambiar todo con la última palabra. Buen trabajo
ResponderEliminarCasi siempre las madres son más compresivas. Una sola palabra marca la historia. Se fue una persona y vuelve la misma. Enhorabuena.
ResponderEliminarFelicidades merecidas. No hace falta dar más detalles para contar una historia.
ResponderEliminarBesos
Al menos consiguió ser ella misma, lo más importante.
ResponderEliminarEnhorabuena por la selección.
Estoy bastante ocupada pero.... muchas gracias por las palabras. Un placer.
ResponderEliminarNo recuerdo cuántos puntos le di al micro, pero fue de los más me gusto.
ResponderEliminarMe encantan los finales con sorpresa o con algún pequeño giro en la historia.
Lo importante es que consiguió ser quien deseaba. Muy bien narrado, Luisa.
ResponderEliminarBesitos
Luisa, estupenda narración y gran historia la que cuentas. Es sencilla y compleja a la vez. Espero que estás hechos no sean tan extraordinarios de aquí poco. Cada uno tiene la libertad de ser como quiera.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me ha encantado el final Luisa. Enhorabuena.
ResponderEliminarBesos desde el aire
Enhorabuena, Luisa.
ResponderEliminarHe disfrutado de esta microbiografía de un macrocambio.
Un abrazo.