Todos
los días a la misma hora, cuando el sol aún no había empezado a acariciar
tejados y azoteas, cuatro personas coincidían en el mismo vagón de tren,
llevando consigo en forma de recuerdos: un amor inolvidable, un matrimonio
desgraciado, un encuentro feliz y una aventura para olvidar; y todos los días,
mientras sus dueños miraban por la
ventana o simplemente dormían, esas historias repasadas una y otra vez jugaban
a mezclarse, a ser nuevas, mecidas por el suave traqueteo del convoy. Incluso
había ocasiones en que, cuando ya el vagón entraba en la estación de destino,
las historias estaban aún enredadas en el aire y entre ellas y se veían
obligadas a correr a ocupar la cabeza de alguien, de cualquiera; y esos días, días
extraños, según se mire afortunados o no, las cuatro personas al alejarse de la
estación de tren descubrían dentro de sí: un amor para olvidar, un matrimonio
feliz, un encuentro desgraciado y una inolvidable aventura, encontraban con
sorpresa nuevas razones y motivos para estar presos de esos recuerdos que
marcaban sus vidas.
(este microrrelato es el texto que no aparecerá en el
libro que está preparando la editorial Talentura, titulado “De antología” en el
tengo el placer de publicar otros dos microrrelatos, ambos inéditos y que han
gustado más; mientras llega el libro ¿por qué no te pasas por esta página y vas
conociendo algún que otro detalle de la publicación?)
Jooo Luisa, me ha encantado!!! Las sorpresas que nos esperan en De Antología, y las ganas que tengo de leerlo.
ResponderEliminarMuy buena publicidad, si, si...
Besos desde el aire
Me ha gustado esa tela de araña de recuerdos tejida a cuatro pares de manos.
ResponderEliminarUn beso, Luisa.
Ya decía yo que los viajes en tren me inspiran muchísimo, y es porque me apropio de los sueños de los demás. ¿Se puede llamar plagio?
ResponderEliminarMe ha encantado la imagen de los recuerdos entrelazados; ahora, a leer los relatos que aún son mejores.
Un beso
Qué hermosa manera de enredar los recuerdos. Con razón cada vez que bajas de un tren en tu cabeza vuelan mil historias. Seguro depende de la cantidad de personas con las que compartiste el viaje.
ResponderEliminarUn abrazo Luisa.
Me costó mucho elegir qué tres micros enviar para ver si entraban en la antología, muchísimo; cuando los hijos son tan diferentes... es difícil elegir para una madre.
ResponderEliminarDe modo que no me importaría en absoluto saber qué hizo que los "antólogos Manu y Rosana" eligieran unos y no otro. Sería, de hecho, muy interesante.
Va a ser... no puede ser de otro modo, una antología muy especial (y ahora no estoy hablando de mi), estoy hablando de los otros, de lo que de ellos podremos leer.
Hay ganas.
Me ha gustado muchísimo, Luisa. Una joyita.
ResponderEliminarAbrazos talenturosos.
Tal como dice Lola, es una joyita, Luisa.
ResponderEliminarCreomque este es el segundo o tercer "descarte" que leo de la antología; todos de gran nivel, lo que confirma -o parece confirmar- mis expectativas.
Un abrazo.
Llegué a este blog de casualidad, si las casualidades existen. Me encantaron tus relatos. Están todos muy bien narrados y tienen argumentos muy originales. Te felicito.
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