Tuvo
que ponerse a llorar para que aumentasen el nivel de las aguas, para que
aquellos torpes animales bípedos levantasen los ojos de las pantallas a través
de las cuales eran espectadores de la realidad que tenían enfrente, para que
notasen que algo que les afectaba y les concernía estaba cambiando,
inexorablemente.
Quiso pensar bien, creyó que
reaccionarían con rapidez pero, muy pronto, ellos mismos la hicieron recordar
que nunca nada era, para ellos y con ellos, tan simple.
Hubo que esperar a que dieran un
nombre a todo aquello, a que recogiesen más datos con los que alimentar sus
ordenadores, a que desarrollasen algunas hipótesis y creasen complejos modelos
con los que escudriñar el futuro y dar la razón al presente; después compararon
todos los resultados posibles, los estudiaron hasta que no tuvieron ninguna
duda de que el desastre llegaba; más tarde, algunos seres decidieron buscar a
los culpables, otros entendieron que eran víctimas pero, mientras hablaban de
sí mismos, todos sin excepción dejaron que el tiempo pasase, como sin querer,
torpemente; por último comenzaron a pensar en las acciones a tomar para evitar
el desastre conocido, bautizado, previsto y que ya estaba allí, sabiendo ya que
la solución llegaba tarde.
La Tierra redobló sus lágrimas. Ella ya sólo quería acabar con
ellos, como solución, como venganza, o como fuese.
Ilustración hecha por Juanlu/Luiyi
(Si tienes un microrrelato con temática
ecologista, no dudes en enviármelo. Si, por el contrario, prefieres ilustrar,
ponte en contacto conmigo, esta sección la estamos construyendo entre todos y
estás invitado. ¡Muchas gracias!)
La tierra empieza a sacudirse y nosotros como tu dices, sólo comparamos datos y no hacemos nada.
ResponderEliminarMe encanta este dibu de Juanlu, es precioso.
Te debo una entrada en mi blog de la carrera verde. En cuanto esté un poco más centrada la subo. Gracias por el libro, ha quedado precioso Luisa.
Besos desde el aire
Snif! Acabé llorando también. Tienes mucha razón en tus palabras.
ResponderEliminarUn saludo
¡Qué voy a contarte a tí, querida Luisa de modelos matemáticos, de estadísticas camufladas, de datos en secuencia inflados por progresiones geométricas que no son tales! Son demasiados estudios para camuflar una realidad que se nos viene encima de forma contundente.
ResponderEliminarAyer escuchaba que los cálculos de las tormentas solares parecían ser "inexactos" o algo estaba ocurriendo que se escapaba a la visión científica ...¿ no será que estamos muy ciegos....?... quizás los problemas de la Tierra se resuelvan con mucho sentido común y menos globalización.
Besos por tu espacio y por tus letras.
"Nunca nada era, para ellos y con ellos, tan simple". Nada más cierto que eso. El hombre con su accionar podría tener todas las soluciones al alcance de la mano pero se pierde en un laberinto burocrático y no llega a nada.
ResponderEliminarComo siempre, reflexivos los ecolunes. Alguna vez nos van a empezar a cerrar los números antes de que sea tarde, no?
Beso va, Luisa.
Tan simple y tan difícil para nosotros. Qué razón tienes en este relato en el que nos describes como lo que somos, seres imposibles de contentar. Hace tiempo que pienso en nuestra especie como un cáncer para la tierra, por su bien, mejor que se sacuda fuerte y nos tire al vacío. Up, espero que se contenga, jaja, pero lo merecemos Luísa.
ResponderEliminarMuy acertado tu relato. Un abrazo.
Somos una sociedad enferma Luisa y todo lo conocido lo borramos. Llegan persona nuevas a un estamento o una simple asociació y todo se borrra para hacer cosas nuevas. Nunca se apre¡ovecha lo bueno que hay, pasamos el borrador como si de una pizarra se tratara y empexzamos de nuevo, pero con torpeza y no sólo se comenten los naturales errores, sino muchos más por no apoyarnos en lo ya experimentado, es muy triste, pero nos pisoteamos para calentar y sillón o para que nos nombren a costa de cualquier cosa, sea la que sea.
ResponderEliminarBonito relato y muy bonita ilustración.
Besicos muchos.