El sol recorre cada día un camino escrito en el cielo. Mis pasos han dejado en la arena del parque la huella de una senda. El niño empuja su camión de juguete y construye una carretera. Dos turistas dibujan en el plano posibles itinerarios con el dedo. Un perro y su dueño dan su paseo. El ruido de la autopista queda afortunadamente lejos. Mi corazón busca un atajo para llegar al tuyo porque… este hombre sólo quiere andar la calle junto a ti, mientras las manecillas del reloj se persiguen vereda tras vereda.
(microrrelato escrito para Euro-pa-labra como respuesta a su propuesta de agosto y que fue publicado el pasado día 17)
Todos estamos comunicados por veredas imposibles...
ResponderEliminarBesos desde el aire
La vida es un camino sin retorno en el que es bueno ir siempre bien acompañado.
ResponderEliminarLo que más me gusta de los caminos son los cruces: la de gente interesante que se encuentra uno en ellos...
Da lo mismo que sean carreteras, caminos, veredas o atajos, lo importante es saber hacia dónde vamos y si es con buena compañía... ¡mejor que mejor!
ResponderEliminarMe ha encantado este micro. Tiene vida.
Un besote.
Qué caminos más hermosos los de tu relato. Para tí no habrá piedras de la cobardía ;) Enhorabuena!
ResponderEliminarMe alegro que vuestro pasos os hayan traido hasta aquí, y que algunos de los míos ya hayan ido a buscaros.
ResponderEliminarTodo son caminos y cruces; la vida hoy parece (con este mundo virtual) un poco más una tupida tela de araña.
Gracias.
Me gusta especialmente esa primera frase, el sol que ilumina esas carreteras, sendas y caminos por los que nos vamos encontrando.
ResponderEliminarBesitos
Lejos del 'mundanal ruido' es mas fácil el encuentro. En veredas angostas, con el sol colándose a través de los árboles.
ResponderEliminarBesos!
Parece una declaración de amor. Te quedó muy hermoso el micro, Luisa.
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