Se casaron enamorados y muy pronto ella quedó embarazada. Tras ese hijo empezaron las discusiones, tras ellas las reconciliaciones, y fruto de estas últimas un nuevo hijo vino a poner momentáneamente paz en aquella casa. Sin embargo las peleas siguieron. Pensaron que más hijos contribuirían a superar sus diferencias. Tres vidas, cuatro. Llantos, portazos, golpes, amenazas. En medio de aquellas voces histéricas, llegaron a contarse seis niños y niñas, seis personas que sólo pudieron dejar de oír los gritos el día que sus padres se separaron.
Es que no basta querer crecer para conseguirlo. Cuatro hijos, un padre, una madre, seis niños. Lo has contado muy bien.
ResponderEliminarLuisa, la realidad siempre supera a la ficción. Todos hemos oído alguna vez esos gritos (en el piso de arriba, en la calle, en el restaurante, en la playa, en...)y hemos sentido esa tortura. A veces la vida se convierte en una prisión, en una galera insoportable, y por mas que remamos no paremos de navegar en círculo...hay que tener valor, mucho, para cambiar de rumbo. Buen micro, las historias están ahí, son la vida misma...
ResponderEliminarUn abrazo
CALEIDOSCOPIO
http://xavierblanco.blogspot.com
Traer hijos al mundo para solucionar lo que no tiene solución...No es una buena idea, no.
ResponderEliminarBesos desde el aire
Hace mucho me contaron una teoría social que has plasmado muy bien con el micro...
ResponderEliminar...venía a ser algo así...los novios cuando comienzan a aburrirse como pareja se casan, eso enciende algo la chispa, pero claro al tiempo vuelven a aburrirse, entonces llega el hijo, algún año después, si no han sido capaces de ver la felicidad que trae un hijo por encima de las pérdidas personales que conlleva en los primeros años, se vuelven a aburrir...¿vamos por otro niño?...el desastre y/o la caída como pareja es insalvable...
Yo no sé si es una teoría, pero sí es una práctica social. Pobres niños. Los niños no unen a una pareja, la separan. Cuando tienes un hijo, hay que renunciar a miles de cosas, hay que hacer miles de esfuerzos y sacrificios, tu pareja queda relegada, uno mísmo queda relegado. Si no hay un amor fuerte, una unión sólida, todo se va al garete. Ahora sí, si la pareja supera los primeros años de biberones y la adolescencia de sus vástagos el matrimonio no lo parte un rayo. Prueba más dura no hay. Un ABRAZO.
ResponderEliminarAngustiosa y terrible verdad para muchos. conozco un caso exactamente así como lo contás. 7 Hijos!!! Por suerte ya todos jóvenes y adultos. no hay palabras para decir lo que sufrieron.
ResponderEliminarDuele el realismo de este micro
Un abrazo
Quiero creer que... cada vez ocurre un poquillo menos.
ResponderEliminarPero sólo es una creencia.
Gracias por los comentarios y un beso a cada uno.
Lo has contado muy bien, Luisa. Y aún hay quien sigue pensando que esa es una manera de arreglar la pareja.
ResponderEliminarBesitos
Que triste que esto pase realmente y tan frecuentemente!!
ResponderEliminarLos problemas conyugales no se arreglan en la cama y mucho menos trayendo más hijos al mundo!!
Un gusto pasar por aquí Luisa!!