1 de diciembre de 2011

La sesión

Jugábamos en el cuarto del fondo. Cecilia machacaba una galleta para hacer la cena de las muñecas y yo recogía lo que había sido una escuela.
Fue entonces cuando oímos la voz de mamá, llamándonos por nuestros nombres.
Cecilia y yo dejamos los juguetes inmediatamente, nos cogimos de la mano y salimos a su encuentro. Atravesamos la pared y pronto descubrimos que, aunque nos podía oír, no había forma de que nos viese. Nos alegramos mucho, porque seguro que a mamá no le gusta el aspecto que tenemos desde el accidente.

(microrrelato presentado sin éxito al II Concurso de Microrrelatos Bernardo Del Carpio)

7 comentarios:

  1. Buen título. Esas niñas jugando donde siempre. Si la madre lo supiera se llevaría una alegría pero a mí me da un repelús que pa qué. Un beso.

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  2. Luisa, dulce inicio de relato para luego estremecernos con ese final. Es un puñetazo en el mentón.
    Los hijos son los que deben enterrar a los padres y no al revés, pues es un golpe muy duro ese.
    Me ha gustado tu relato.
    Un abrazo.

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  3. ¡Joer con los niños!
    Vengo de "ver" a Alberto y ahora me encuentro con esto... ¡Escalofriante!

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  4. Muy bien narrado, Luisa, hasta que los niños no atraviesan la pared, no me he dado cuenta del verdadero fin del texto.

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  5. Si, Maite, ése justo el punto donde he querido meter el cambio. Es un poco durillo el micro pero me resulta tierno, ése jugar, responder a la voz de la madre, que ella les llame y que la prota se alegre de que no pueden verlas. Con todo, me resulta tierno.
    Gracias a todo y un beso.

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  6. ¡Jo, Luisa! no me asusto facilmente, pero me ha entrado un escalofrío con ese final.

    Besitos

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  7. Eso de sin éxito lo dirás tú, Luisa. A mí me ha encantado. Yo quizás lo hubiera cortado una frase antes, pero no me hagas caso. El micro está muy bien, crea un ambiente y se rompe la burbuja con un "atravesamos la pared". Para mí, muy bueno.

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