Todos los recuerdos buenos que construimos durante
años votaron y decidieron expulsar el dolor que me causaste en el último
instante. Sin embargo, no has de
equivocarte, eso sólo quiere decir que, para protegernos, no volveremos a
aceptarte nunca a nuestro lado.
Hoy me he perdido...esperaré a que me perdones.
ResponderEliminarUn abrazo! (añade el punto antes de Sin embargo)
...entiendo que hay cierto perdón (por todos los recuerdos buenos), pero también un castigo como contrapartida, no estar jamás a su lado...aoooaaaa me voy a la cama, jejeje
Una perfecta sentencia con un estilo conciso y muy claro. El título le va al relato a las mil maravillas.
ResponderEliminarMe gustan estos escritos que salen de la memoria, del recuerdo, incluso de los sentimientos aparcados.
Besicos amiga
A veces un mal recuerdo convierte nuestra existencia en una dictadura. Me ha gustado que los recuerdos buenos ejerzan sus derechos.
ResponderEliminarQué bien Luisa que sean los recuerdos buenos quienes, haciendo valer sus derechos, expulsen a los malos y a la vez protejan del enemigo, al principio parece que vas a encontrar un amago de perdón pero no, dureza total.
ResponderEliminarUn saludo desde mi mar,
Unos buenos recuerdos sabios, sí señora.
ResponderEliminarNada como prevenirse de estropear lo único que nos llevaremos al marcharnos.
Muy bueno, Luisa.
Un abrazo,
Tus palabras, literarias al fin, pero salen sobre todo de lo vivido. Eso les confiere una fuerza especial.
ResponderEliminarUn buen muro esos recuerdos buenos para no dar entrada al dolor. Me gusta este Sin perdón.
ResponderEliminarBesitos
Más claro que el agua. No hay perdón que para el dolor.
ResponderEliminarYo creo que siempre hay que dejar espacio para el perdón. Otra cosa es cometer la temeridad de repetir errores a conciencia.
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