Noto como
nuestras vidas van llegando a su final pero no puedo sentirme triste. Las
experiencias que hemos vivido, lo que ahora sabemos de este planeta azul y
hemos guardado en nuestros bancos de memoria justifica con creces el esfuerzo.
El método de
trabajo usado es el resultado de una evolución de eones de tiempo y del ansía
de saber que domina a mi especie; nada de experimentar en un laboratorio, nada
de sórdidas pruebas; el científico que quiera estudiar un planeta y a los seres
que habitan en él habrá de vivir con ellos, ser uno de ellos y no ser
descubierto bajo ningún concepto.
La técnica la
dominamos, es lo de menos. Más complicado es encontrar al voluntario que está
dispuesto a sacrificar por completo su vida a cambio de aportar datos y
experiencias a los de su especie, de los que está tan lejos.
Yo he sido uno
de esos locos. Me ofrecí para que me introdujesen en el vientre de una hembra e
inicie una vida humana como un niño, con una única diferencia: cada vez que me
encontraba ante una elección o una encrucijada, mi ser se desdoblaba, tomando
una apariencia distinta, pero manteniendo férreamente unidos los bancos de
memoria. De este modo, los seres que han partido de mí se han ido extendiendo
por el mundo y han podido vivir todo tipo de experiencias. Mis días son
infinitos y mi vida son cientos de ellas.
Y ahora, que
los míos han empezado a morir, que yo mismo empiezo a sentirme viejo, me
preparo como ellos, recordando, almacenando, sonriendo. Fue un buen
experimento, un buen viaje, un éxito como pocos han sido. Estoy, por lo tanto, contento.
(microrrelato presentado al
X Certamen de Microcuento Fantástico miNatura 2012 y ya)
Hay que ver lo bien que dominas el género de la ciencia ficción, Luisa, y como nos introduces de una forma suave y sutil en la coherencia de un ser múltiple que se propaga desde sus "bancos de memoria", pasando del pasado al presente y al futuro con la suavidad de una pluma. La tuya.
ResponderEliminarAbrazos admirados
Me acabas de sacar los colores, no sabes cuanto.
ResponderEliminarMuchas gracias.
Pues no deberías sonrojarte, Luisa, porque el comentario de Susana es tan ponderado que lo suscribo palabra a palabra.
ResponderEliminarEs tremendamente difícil lograr el grado de verosimilitud que tú consigues cuando hablamos de ciencia ficción. Este es un texto en el que el lector se desliza con naturalidad, en el que nada le chirría, en el que todo se acepta porque suena como tiene que sonar.
Mis aplausos.
Un abrazo.
Sentí que tenía de nuevo 17 años y que leía a Ray Bradbury, Arthur Clarke o Isaac Asimov. No porque tu texto se parezca al de ellos, sino por la sensación que hacía mucho no disfrutaba.
ResponderEliminarUn abrazo.
HD
Me ha encantado, simplemente me ha encantado :D. Me he trasladado a ese mundo que describes en el micro... es tan parecido al nuestro, que creo ser uno de ellos.
ResponderEliminarBesos
Muchas gracias.
ResponderEliminarPersonalmente lo que me gusta a mi es la sensación de "disfruté el viaje" y la plenitud... sosegada, una especie de satisfacción plena.
En los micros, yo misma, hay mucha sangre de modo que... para variar: un futuro, un mundo de ciencia ficción, sin muertos y sin desastres.
Lo que más me impacta de este relato es ese desdoblarse en cada decisión, pues para los de aquí precisamente ese es el problema, las vidas que dejamos de vivir con cada alternativa. Ese aspecto me hace pensar en la posibilidad que planteas, si un solo ser puede desdoblarse y vivir ambas vidas. Al escaparse de la lógica crea vértigo. Un placer leerte, Luisa.
ResponderEliminarNo puedo más que unirme a las alabanzas.
ResponderEliminarMe gusta y mucho el manejo que tienes para introducirnos en esta historia de ciencia ficción. Me encata el plateamiento que haces, es original y mira que eso es difícil dentro de este género.
ResponderEliminarBesitos