Ilustración de Anna Bollini |
Por aquel entonces, los dioses que
traen la lluvia nos castigaban con un mal monzón tras otro. Éramos pobres y
sólo podíamos aspirar a que nuestro hijo naciera bajo el signo del Dragón, lo
que quizás le proporcionaría buena suerte y sabiduría. Sin embargo llegó antes
de tiempo y su madre murió lamentando no haber logrado retenerlo en su vientre.
Triste y solo, equivocado sin duda
alguna, los oculté a los ojos de mis vecinos y sólo dejé que éstos supieran de
su existencia cuando llegó el primer día del año que tanto esperábamos, un día
de lágrimas sinceras y de malos presagios que no han hecho más que cumplirse.
Ahora lo sé. Eduqué a un niño nacido
bajo el signo del Conejo como si fuese un Dragón, quise engañar a los dioses y
me gané su venganza. Y veo con dolor a mi hijo, esclavo de la ambición, siendo
ese miserable monje que bebe el vino de las ofrendas y fuerza a las vírgenes
mientras, sin escrúpulos, no cesa de pedir.
En ocasiones, me mira y se burla.
“Gracias por enfrentarte a Ellos por mí, por darme la sabiduría con la que
gestiono mi buena suerte; gracias por esta vida”.
(microrrelato
seleccionado para su publicación en la revista
Periplo, escrito a partir de la imaginativa ilustración que veis
creada bajo la consigna de “bestiarios”)
Muy bueno, Luisa. No se puede engañar de esa manera a los dioses, ni al destino, que se empeña en llevarnos por los caminos que a consciencia nos marcamos.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho, y esas ilustraciones en tela de Anna Bollini han salido "bordadas", preciosas.
Un abrazo.
No acabamos de ser conscientes de la importancia de la educación, ni de la de liberarnos de supercherías. Estupuendo relato.
ResponderEliminarNo entiendo yo mucho de años de "Dragón o Conejo"...Sí, entiendo de sensibilidad y tu la has puesto de manifiesto en este relato. No me extraña que haya sido seleccionado, ya nos contarás más...
ResponderEliminarBesicos
Lo había leído en Periplo y me pareció brillante. La educación que nos brinde nuestra familia es, en definitiva, la que señala nuestro caminar por la vida. Allí está la verdadera sabiduría. Me gusto mucho Luisa. Beso grande!
ResponderEliminarHola Luisa, yo también lo había leído en la revista porque acudí rauda y veloz para ver las ilustraciones de Sara y también te encontré a tí. Me gusta eso de intentar engañar a los Dioses y creo que le has echado muchísima imaginación a la imagen.
ResponderEliminarFelicidades porque la revista quedó maravillosa, y me ha encantado.
Besos desde mis palabras.
La verdad es que ha sido una ilusión grande ser seleccionada, porque era la primera vez que lo intentaba y... el tema no era nada mío, tuve que documentarme para ver la imaginación encontraba el camino,... Me alegro que os gustase. Gracias por la visita
ResponderEliminarCuántas veces los dioses se equivocan y le conceden la buena suerte a quien no se la gana, cuántas veces los padres nos equivocamos protegiendo a nuestros hijos y cuantísimo me ha gustado tu relato.
ResponderEliminarUn beso
Me encanta este minirrelato y la ilustración. Está muy logrado ese tono de cuento oriental con enseñanza útil para la vida.
ResponderEliminarUn saludo
Hola Luisa. Llego a tu relato desde la revista Periplo. Me ha hecho ilusión encontrar allí a cuatro conocidos: Tu, Akaki, Elena y Sara.
ResponderEliminarTu Ti-Lung es un relato un tanto surrealista, como la imagen. Según avanzo en la lectura me va produciendo sensaciones dispares, tanto de tristeza por la mala suerte como de sorpresa ante el ocultamiento del bebe. Mezclar signos para engañar a los dioses es una buena idea y el final gracioso con ese hijo malvado pero agradecido. En fin un vaivén de sentimientos en un micro muy logrado.
Sois muy amables. Yo, para mi, es un micro que... va demasiado deprisa, no da tiempo a respirar, hay en él demasiada información y muy posiblemente mejoraría siendo más largo, algo que no podía ser para la publicación.
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