Algunos días más tarde, llamaron al
timbre de la casa. La madre fue a abrir y, en cuanto vio que eran tres hombres
de negro, cerró la puerta dejándoles con la palabra en la boca y volvió al
comedor.
-¿Quiénes eran? –preguntó el marido
-Unos vendedores de tijeras de la
marca “Troika”. Según me han dicho las vecinas, las tijeras cortan fatal y a
ellos es mejor no dejarles decir ni pío.
-¿Y eso?
-Parece que tienen una publicidad
muy agresiva y, en cuanto te despistas un poco, te entran en casa.
(entrada que
participa en la convocatoria: Primavera de microrrelatos indignados
2013)
Muy bien, Luisa, te has metido en la trastienda de las casa. Conozco personas que han aflojado bombillas en su casa. Nos vemos en las alambradas.
ResponderEliminarHas conseguido meternos en los problemas y preocupaciones de esa familia más por lo que calla la madre que por lo que dice. Y es que son los problemas de todos.
ResponderEliminarLuisa, ¡Zas en toda la boca! Es una representación literaria de la amenaza que vivimos día sí y día también en nuestra economía, y todo porque a los que mandan, los de los dineros, se le antoja que ahora nos tienen que tener ahogados. Veremos por donde se desborda el río.
ResponderEliminarAbrazos.
¡Fenomenal, Luisa! ahí retratando la realidad de una inmensa mayoría de familias. Sin florituras y directa.
ResponderEliminarBesitos
Es que sigo sin comprender por qué lo que las familias de a pie saben, no sirve para nada. Sentido común, y poquito más.
ResponderEliminar¡Genial,Luisa!
ResponderEliminarHas hecho un repaso cotidiano de la realidad palpable, tan real como nos lo cuentas y me encanta ese no decir "ni pío" a los vendedores de tijeras, una imagen muy visible. Una mujer armada y preparada para afrontar la realidad, qué me gusta muchooooooooo.
Besicos desde mi alambrada.
Muy bueno. Me gustó mucho.
ResponderEliminarAbrazos sin recortes.
Qué sensata esta familia. ¿Por qué tantas familias saben "recortar" con sentido común, con dos dedos de frente (como dicen en mi pueblo, que para eso no se necesitan muchos estudios), y a los de arriba se les va de las manos o de la mente, mismamente???
ResponderEliminarUn abrazo, Luisa
(hoy con cara :( al ir de blog en blog)
Genial, Luisa. Lo peor es que esta gente entra hasta la cocina aunque no abras la puerta. Un abrazo.
ResponderEliminarJajá...de la marca Troika!!...
ResponderEliminarQue muy bueno, y con buena dosis de recortes, Luisa.
Me ha gustado.
Besos.
Lo afrontas con humor a pesar de todo. Muy bueno.
ResponderEliminarSaludos
Ay, menos mal que aún se les puede cerrar la puerta en las narices.
ResponderEliminarVenga, venga, vamos!!!
Abrazos
Me gusta que les des con la puerta en las narices sin darles tiempo de abrir la boca
ResponderEliminarBesos indignados desde el aire
Economía doméstica. La primera economía. Si siguiesen sus criterios en muchos lados...
ResponderEliminarsaludillos indignados