01:14. Su respiración llega a mis
oídos. Ya duerme. Yo sólo intento no moverme, no hacer ruido.
01.57. No me atrevo a salir de la cama,
a ir al servicio. Por nada del mundo quisiera despertarle. Espero.
02:23. Y lloro. Aún me duele.
06:37. Me levanto antes que él. Con la
excusa de prepararle el desayuno, huyo al baño e intento maquillar las huellas,
pero no siempre lo consigo.
07:16. Veo la resaca en sus ojos. Acaba
de acordarse y me mira de reojo buscando el rastro que sus manos han dejado en
mi piel.
07:35. Le despido junto a la puerta,
como siempre he hecho. Ya ha dejado de mirarme. No acierta a pedirme perdón. Y
yo, yo no quiero que lo haga, las mentiras también duelen.
11:24. Soy su esposa, no sé ser otra
cosa y no valgo para nada más. Sin embargo, mi vida son estas mañanas sin él,
son este tiempo sin él.
12:04. Mi vida son el maquillaje, las
gafas y los pañuelos con los que intento ocultar las heridas a los ojos de
todos. También a los míos.
13:25. Él es un cobarde, lo sé. Y yo,
yo soy la única persona en la que puede ejercer su poder, en la que de hecho lo
ejerce.
14:35. No quiero ver como somos ahora.
Ya no puedo recordar como éramos. No tengo memoria.
15:00. Me pongo con la comida frente a
la caja tonta, como y lloro, oigo las noticias y lloro, busco mi pañuelo y
lloro. Toda mi vida es húmeda.
18:00. La tarde pasa despacio, parece
que no va a acabar nunca pero, al fin, llega la hora, la hora en la que todo
puede cambiar o repetirse.
19:05. No ha llegado aún, sé que
significa. Está en el bar intentando olvidar lo que me hizo ayer, lo que
repetirá ahora. Hoy será como ayer. Otro día más, simplemente.
21:00. Entra, sus pasos bailan
torpemente en el pasillo. Tiene la voz pastosa, me pide la cena.
(microrrelato
publicado en el numero 41 de Psedònims, cuyo tema era “golpes”)
Respecto a la segunda frase de las 11:24...
ResponderEliminarMe imagino que tiene que ser difícil, pero cuando eso se tiene claro, habría que actuase en consecuencia.
Me gustó Luisa.
Entiendo lo que dices Rosy pero... alguien sin recursos, que se siente nada, que se sabe nada,... es complicado.
ResponderEliminarDe modo que esas mañanas sin él son... una auténtica liberación, quizás la única, mientras no se decida nada más.
Gracias por la visitilla comentada
Luisa, tu texto me produce carne de gallina. Son esas verdades aterradoras que a veces sólo conocen las protagonistas. Nunca se hablará demasiado del tema.
ResponderEliminarUn abrazo
Es un círculo infernal, que sólo se rompe con educación, apoyo emocional y económico.
ResponderEliminarUy tremendo, Luisa. Es un texto que me ha transmitido la opresión, la falta de visión de salida de muchas víctimas de la violencia de género. Beso grande.
ResponderEliminarUn diario muy real y detestable.
ResponderEliminarUn círculo vicioso difícil de romper .Duele
ResponderEliminarBesos desde el aire