Lo habíamos intentado todo y nada había funcionado, de
modo que cortamos por lo sano. Sin embargo, a día de hoy, aún lo siento unido a
mi cuerpo y el dolor de su ausencia sigue sin calmarse. Mis amigas dicen que es
normal, que eso es porque mi cerebro aún tiene un área dedicada a ese miembro
amputado, que he de tener paciencia, que tengo que acostumbrarme. Y yo sólo sé
que, sean éstas sensaciones fantasmas o no, si llego a saberlo antes, hubiese preferido
que siguiéramos siendo pareja y que él estuviese a mi lado.
Sin duda este "Miembro fantasma" no se descubre hasta el final. Intriga por conocer el miembro amputado. Hay relaciones que "ni contigo ni sin ti". Me gusta.
ResponderEliminarUn abrazo, Luisa
A veces es peor el remedio que la enfermedad. Aún así, creo que llevan razón tus amigas. Paciencia es la madre de todas las ciencias.
ResponderEliminarSaludos!
Luisa, quizás si era fantasma, si no estaba cuando se le necesitaba...mejor así, por mucho que duela.
ResponderEliminarBien narrado hasta el final.
Abrazos.
Fantasma antes y después, parece claro.
ResponderEliminarGracias por venir y comentar
Un micro redondo, de los que te sacan una sonrisa con su su sorprendente final.
ResponderEliminarEs lo que tiene la amputación, no te desprendes de la sensación del miembro amputado hasta que dejas de añorarlo.
ResponderEliminarUn abrazo.