49 — El porqué de las cosas
El propio sultán Shahriar propuso el título del libro que acababa de escribir Sherezade. “Las mil y una noches”, dijo entre bostezos, más que harto, esperando que ella pillase la indirecta y pusiese fin a la extraña costumbre que había adquirido: hablar sin parar hasta que él caía dormido.
48 — Un error garrafal
El Ratoncito Pérez y la Ratita Presumida se conocieron en una fiesta. Él la encontró inalcanzable; ella pensó que él era vulgar. Se equivocó; si hubiese calculado los regalos que aquel Ratón dejaba a los niños, habría visto que era rico y generoso, justo lo que ella buscaba.
47 — Caprichosa es la fama
Había edificado aquella casa con sus manos. Había dado cobijo a sus hermanos cuando lo habían necesitado. Había sido buen vecino.
Sin embargo parecía que nunca lograría ser famoso por si mismo, que sólo bajo la marca “Los tres cerditos” pasaría a formar parte de la historia.
46 — La casita de chocolate
Una vez que Hansel y Gretel acabaron con la malvada bruja, la casita de chocolate salió a subasta. Creo recordar que fueron los tres cerditos quienes la adquirieron pero, como nadie la ha vuelto a ver nunca, muy posiblemente sólo la compraron y se la comieron.
45 — Transfusión
El flautista de Hamelín vació la ciudad de ratones y de niños. Los ratones murieron ahogados pero… ¿qué ocurrió con los niños? La respuesta hay que buscarla en otro cuento, los llevó al País de Nunca Jamás, ¡los Niños Perdidos de Peter Pan son ellos!
44 — Rapunzel
La joven, harta de que tanto la bruja como su amando príncipe subiesen a la torre trepando por su pelo, lo vendió a un fabricante de pelucas y compró una escalera de mano.
Los Hermanos Grimm nunca quisieron hacer pública esta versión del cuento.
43 — La bella y la bestia
La Ratita Presumida, ya vieja, aún lamentaba haber dejado marchar al Ratoncito Pérez junto al que pudo haber sido famosa y feliz.
Y el dolor había hecho que pusiera título a esa oportunidad perdida: “La bella y la bestia”, decía entre lágrimas, rencorosa.
42 — No todo es mentira
La criada apartó de sus ojos el cuento que acababa de leer: “La Cenicienta”, mientras afirmaba enojada: “Las hadas madrinas no existen”.
No mucho después empezaba a limpiar una vieja lámpara, sin saber que de ella saldría un genio, otra invención absurda.
41 — Maquillaje
Cubierto de polvo y sediento, con la espalda machacada y el sudor recorriéndole el rostro, el príncipe encantador no parecía gran cosa. Por eso, antes de acercarse a la urna de la Bella Durmiente, contrató los servicios de un dibujante experto.
40 — ¡Hombres!
Durante un tiempo la relación entre Bella y Bestia funcionó sin fisuras; sin embargo, con el tiempo, a Bella empezaron a salirle algunas arrugas mientras que Bestia lograba disimularlas sin problemas.
¿Quieres saber qué pasó? Bestia huyó con una jovencita.
39 — Los tiempos cambian
El príncipe decidió que su esposa no sería ni la Bella Durmiente ni Blancanieves; optó por la Cenicienta, una princesa trabajadora y del siglo XXI, esperando que aquella decisión le proporcionase más votos entre los sindicalistas y las feministas.
38 — Hormonas
Por todos es sabido que Peter Pan no quería crecer, hasta que los Niños Perdidos lo hicieron, olvidaron jugar y comenzaron a salir con chicas. Sólo entonces empezó a pensar que quizás se perdía algo, a tener dudas.
37 — Las napias del vecino
Tenía una nariz, inconmensurable, definitiva. Gracias a ella le apodaron Pinocho y, aún hoy, siempre había algunos que le preguntaban riéndose en qué mentía.
Sin embargo él siempre supo la verdad: su padre sí que era mentira.
36 — Resaca
Apenas fue un instante. Creí ver al Conejo Blanco pasar a mi lado a la carrera, pero no le seguí; no estoy seguro de qué tomé anoche en la fiesta pero sé que no soy Alicia.
35 — Cuentos y más cuentos
El Rey Midas, aquél que convertía en oro lo que tocaba, no tiene nada que ver con la gallina de los huevos de oro. No era un cobarde como dicen algunos, eso es otro cuento.
34 — Toda una carrera
Durante su infancia leyó y vio “Blancanieves” infinidad de veces. Por eso le gustó descubrir, años más tarde, que Mudito había conseguido dar el salto al cine como Harpo, el de los hermanos Marx.
33 — Por mucho que el tiempo pase
Cada vez que entreveía la ajada caperucita roja moviéndose entre los árboles, su corazón comenzaba a cabalgarle en el pecho y olvidaba por un momento sus achaques, su vista cansada, su desdentada boca.
32 — La esquiva rana
Con el tiempo la rana que era un príncipe encantado desarrolló gustos extraños. Y lo que es más importante, logró que ninguna de aquellas feas y babosas princesas le diese un beso.
31 — Volar como sea
Peter Pan les dijo: “Campanilla os ayudará. Basta con que os eche un poco de polvo mágico para que podáis volar”.
Y así fue. Era un polvo blanco, para más señas.
30 — Falta personal
Los tornados en Estados Unidos ocurren porque, desde que el mago de Oz se fue con Dorothy, su puesto sigue vacante y el país está a merced de las brujas.
29 — Esto es gloria
La Bella Durmiente hablaba sin parar, por eso el castigo fue dormirla.
Y cuando se calló, los miembros de la corte empezaron por recuperar las horas de sueño perdidas.
28 — Delito urbanístico
Oz es el único país en que los senderos no son de tierra, son de baldosas amarillas. Y es que alguien “untó” al mago, no fue otra cosa.
27 — Cuestión de gustos
La madrastra de Blancanieves le ponía los cuernos al rey, no con un paje o un caballero, a ella quien le gustaba de verdad era el espejo.
26 — Prensa rosa
-¿Qué desean comer los señores?
-Perdices -contestaron a un tiempo os príncipes, queriendo de este modo poner fin a las absurdas habladurías sobre sus reales desavenencias.
25 — Estrecheces
El genio sólo podía conceder tres deseos. Sin embargo, el verdadero problema era salir de la estrecha lámpara sin gastarlos y por sus propios medios.
24 — Fiebre del sábado noche
Garbancito asomó la cabeza al puchero en el que el cocido se hacía. Pensó: “¡Vaya fiesta!” Y sin apenas pensarlo, se tiró de cabeza.
23 — Pirómana
Antes de que las cerillas se acabasen, la vendedora de fósforos decidió hacer un fuego y calentarse.
Los bomberos llegaron tarde de nuevo.
22 — La princesa y… ¿el guisante?
Le prepararon una cama con veinte colchones y ella, que padecía vértigo, evidentemente no pudo dormir.
Nunca entendió la historia del guisante.
21 — La princesa del guisante
No pudo dormir por culpa del guisante. Lo cierto es que todo la molestaba.
Incluso el príncipe jamás pudo tocarla, nunca.
20 — Le faltaba algo
Durante las largas tardes de invierno, la hormiga sólo echó de menos una cosa: las canciones idiotas de la cigarra.
19 — Papá Noel
Como cada Navidad, el lobo se acercó a la casa de Caperucita y le pidió prestado el traje rojo.
18 — Beso y sexo
El príncipe la besó y la Bella Durmiente, pícara y más encantada que nunca, siguió haciéndose la dormida.
17 — La barbacoa
-Sabía yo que Bambi, el llorón, tenía que estar bueno -dijo el desagradable ogro chupándose los dedos.
16 — Histeria
Después de “aquello”, Ali Baba empezó a cambiar la contraseña de su cueva cada doce horas.
15 — En frascos pequeños
La Sirenita creó un perfume que no tuvo demasiado éxito. ¿Su nombre? “Ô de Sardinas”.
14 — Una interminable búsqueda
Pulgarcita nunca quiso creer que “Los viajes de Gulliver” eran ciencia ficción, sólo eso.
13 — Los músicos de Bremen
No lograron nunca que uno de sus discos escalase las listas de superventas.
12 — Obsesión lobuna
Capaz de todo por estar a solas en la cama con Caperucita.
11 — El maravilloso traje
Desde aquel día, no era extraño ver al emperador paseando desnudo.
10 — Náuseas
Hansel y Gretel no volvieron a probar el chocolate, nunca.
9 — Campanilla
La pequeña hada no era recargable, iba a pilas.
8 — ¿Alguien los contó?
¿Los siete enanitos eran siete? ¿O es cuento?
7 — El timo
-¿Habichuelas mágicas?
-Sí, eso me han dicho.
6 — Visionario
Barba Azul era punk, sin saberlo.
5 — ¿James Bond?
-No, Miedo, Juan sin Miedo.
4 — Un título alternativo para un cuento clásico
Un “trío” de cerditos.
3 — El país de nunca jamás
-Nunca jamás… ¿qué?
2 — Descubriendo a Ricitos de Oro
-¡Papá, mamá!
1 — Al paso del patito feo
-¡Guapo!
0 — ¿Estaba buena la manzana, Blancanieves?
“…………………………………”
(cuenta regresiva formada con los micros de la “Lluvia de cuentos” con las que este blog celebró su primer cumpleaños)
Me sigo quedando con el ratoncito Pérez. Es que siempre fue mi favorito de la infancia, nunca alcancé a una conclusión satisfactoria del uso que le daba a los dientes.
ResponderEliminarUn saludo!
En realidad entré a esto.
ResponderEliminarLa O..., Luisa, no me di cuenta hasta ahora (yo nací más tarde, en interned digo) que se va sumando una palabra cada vez. Me he quedado... Muchos me han arrancado una sonrisa, otros un "J..., qué bueno".
Abrazos, ya del 2012.
Todavía no sé por qué yo hago cosas como ésta, pero... quizás algún día lo descubra. No sé. El caso es que, una vez escrito, lo suyo, lo mínimo es publicarlo.
ResponderEliminarUn beso y gracias.
Por supuesto que hay que publicarlo, Luisa, si no ¿cómo íbamos a disfrutar estas pequeñas joyitas?
ResponderEliminarTodas tienen su punto de genialidad.
Un abrazo.
Aplausos!!!!!!!
ResponderEliminarHaces cosas como esta para que nosotaros las disfrutemos, Luisa.
ResponderEliminarIr leyéndolos de a uno ya fue estupendo. Leerlos todos de una vez es como un chapuzón de placer.
Gracias y deja de preguntarte por qué.
Un abrazo.
Yo vuelvo a disfrutarlos igual, todos tienen su punto, simepre me acordaré de: En frascos pequeños...
ResponderEliminarBesitos
Fue genial la "lluvia". El 18 es cachondísimo.
ResponderEliminarUn saludo.
Aquella lluvia fue espectacular. Yo no me atrevería ya a hacer una revisión de un cuento clásico después de estas 50 joyitas. Estupenda celebración de aniversario.
ResponderEliminarEn buena hora esta catarata de micros en cuenta regresiva; me gusta mucho la ironía y la practicidad aplicada a los cuentos de hadas que otorga una brillante nota de humor (además de la soltura con la cual los hacés interactuar. Como soy nuevo no los conocía, ahora tengo el gusto de hacerlo...
ResponderEliminarMe encantaron el 5, el 16, el 18, el 19, el 36, el 38 (ese está increíble)...
Bueno, un abrazo y te felicito por la talentosa forma que tuviste de festejar tu aniversario.
Una cuenta regresiva fantástica, son aforirsmos, llenos de fantasía, imaginación y una buena compañía para entonar una sonrisa...
ResponderEliminarBelleza escrita.
Besicos.