Palabreando y hablando de esto y lo otro, Eva le había dicho aquella frase: “El chiguito corito se escolingaba por el arambol”. Lo cierto es que aquellas palabras a él no le decían gran cosa, una cierta sonoridad quizás, algo así como una extrañeza si acaso, un “pues vale”; en cambio, mezclar Eva y palabrear en la misma frase, eso sí que tenía peligro, al menos para él.
Se retrepó en su fantástico sillón de segunda mano, se encendió un cigarro de primera y entornó los ojos. “El chiguito (de nombre G.), queriendo quitarse ya la ropa, comenzó a escolingarse por el… por el borde del escote (ese inigualable arambol) de la seductora mujer, dejando que su imaginación se deslizase hacia su piel suave y cálida, pensando ya en cómo iba a… ”.
-¿Me estás escuchando G.?
Él pestañeó, pareció despertarse, volvió confuso aún de su fantástico sueño.
-Perdón, estaba pensando... Dime.
-Que vuelvas. Si me mirases –añadió, apoyándose en la mesa con las dos manos- verías que hoy llevo un jersey de cuello alto.
G. sonrió, aquella mujer parecía adivinarle.
Se retrepó en su fantástico sillón de segunda mano, se encendió un cigarro de primera y entornó los ojos. “El chiguito (de nombre G.), queriendo quitarse ya la ropa, comenzó a escolingarse por el… por el borde del escote (ese inigualable arambol) de la seductora mujer, dejando que su imaginación se deslizase hacia su piel suave y cálida, pensando ya en cómo iba a… ”.
-¿Me estás escuchando G.?
Él pestañeó, pareció despertarse, volvió confuso aún de su fantástico sueño.
-Perdón, estaba pensando... Dime.
-Que vuelvas. Si me mirases –añadió, apoyándose en la mesa con las dos manos- verías que hoy llevo un jersey de cuello alto.
G. sonrió, aquella mujer parecía adivinarle.
***
Luisa, lo que haces con las palabras, las pones del color que quieres. Los hombres, en su línea. Un beso.
ResponderEliminarMaravilloso, inquietante y muy aclarador.
ResponderEliminarCreo que le debo una disculpa a mi mujer... Me fijaré más en ella.
Hermosa construcción con esos palabros que nos descubres.
Luisa, un bonito baile de palabras, aderezadas con ese toque especial de nuestra América. Además, con mucho humor.
ResponderEliminarMe gustó.
Un beso.
Me gusta esta macedonia de palabras poco usuales, Luisa. Consigues engarzarlas de forma magistral y además dejarnos una historia con la que pensar.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Menudo oyente fue a elegir! Como para darle un zapatazo verde en la cocorota.
ResponderEliminarBuenas, novedosas palabras olvidadas, nos traes a tu rincón.
Abrazos, muchos.
Hermoso descubrimiento de palabras (redescubrimiento en realidad),,, me gustó mucho el diálogo de ellos dos, ya el tiempo les había enseñado cómo hablar más allá del vocabulario (adivinándose),
ResponderEliminarFuerte abrazo, que feo cuando no podemos escuchar las palabras que nos rodean.
Me encanta tu palabrear, Luisa, un micro donde los sueños y el deseo se cruzan con la realidad.
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