Una cosa quedó clara tras acabar la carrera: si quería ejercer como abogado, aparte de dominar la doctrina jurídica, tenía que acostumbrarme a hablar en público. De poco servía saber qué decir, si me movía como un pato por el estrado, empezaba a sudar o acababa tartamudeando; sin embargo, no sabía cómo resolver el problema que podía mandar al traste mi carrera antes incluso de haberla empezado. Fue entonces cuando recibí una conferencia desde el otro lado del océano: mi madre estaba amenazada de desahucio. Recuerdo ahora que una lágrima amenazó con recorrer mi mejilla pero que la rabia la cortó el paso. Aquel fue mi primer caso y, casi sin darme cuenta, solucioné mi problema mientras lo ganaba.
(microrrelato presentado sin éxito al IV Concurso de Microrrelatos sobre Abogados, mes de diciembre)
Buen intento, a lo mejor todavía tiene posibilidades, la selección no ha terminado.
ResponderEliminarUn abrazo,
El éxito es escribir. A mí me resulta imposible juntas las dichosas cinco palabras en una histoira. Solo lo he conseguido un tres veces.
ResponderEliminarBuen intento, Luisa. Pero como te dice Esperanza, aún no han colgadotodos los seleccionados. Si justo hace tres días o cuatro han la lista total de noviembre. Suerte, aún.
ResponderEliminarTodavía no han colgado todos los relatos y juntar con coherencia las cinco palabritas ya es un gran logro. Es una historia tierna, a veces, la rabia o el amor por algo nos hace cambiar radicalmente. Un beso.
ResponderEliminarHay algo que se me escapa. Por qué decís que no se han colgado todos? O se cuelgan o no se cuelgan. No sé. Investigaré un poco.
ResponderEliminarGracias por la visita, un beso, Luisa
Luisa, no hay nada como un abogado apasionado. Todos nuestros miedos se pueden desvanecer con pasión. Muy bien hiladas las palabras que solicitaban.
ResponderEliminarUn abrazo.
Yo estoy con Ernesto, Luisa. Escribir es el éxito. Y en eso, tú no sólo lo haces bien, sino que lo haces mucho.
ResponderEliminarCreo que, alguna vez, ya te he dicho que me maravilla la capacidad creativa de la que gozas.
Un abrazo,
El corazón, con eso se hacen las cosas, uno se entrega por completo y lo demás nos ayuda a seguir dando pasos.
ResponderEliminarSuerte! por lo que dicen todavía hay posibilidades.
Un abrazo!
Un texto con una inyección de esperanza y con una lectura de aprendizaje. Buen intento.
ResponderEliminarUn texxto optimista y cargado de esperanza, Luisa.
ResponderEliminarComo dicen alguno de los comentarios el éxito es escribir.
Besitos
Personalmente me paree un excelente microrrelato, y lo importante es que a tí te ha gustado, si no, no lo hubieses enviado al concurso. Escribir desde los sentimientos que cada uno tiene es el mejor de los premios, porque eres capaz de transmitir emociones.
ResponderEliminarUn abrazo y un muy feliz año que acaba de comenzar.
Lo que no consiga una madre...
ResponderEliminarSuerte, si todavía tienes posibilidades.
Un saludete.
Ayudar a los que amamos siempre nos ayuda a nosotros mismos. Un boomerang de cariño.
ResponderEliminarPrecioso micro para comenzar el año, Luisa.
Abrazos
Menudo empujón,... Tiene mucha fuerza tu relato,nada hace sospechar que el final pudiera se otro...
ResponderEliminarBesicos.
Algunos abogados empiezan con muchas ganas de poner justicia en este mundo injusto, como en el caso de tu protagonista, pero al final se dejan llevar por el sistema y se venden al mejor (peor) postor.
ResponderEliminarBesos, Luisa.
Pues ojala todos los desahuciados contaran con este abogado. Lo que dices es cierto, en las barreras de la vida muchas veces lo único que necesitas es un empujón. Por cierto, ¿vale para algo verificar las palabras tras el comentario? Y otra cosa, Luisa, tengo problemas para visitar a tantos blogueros, por eso no puedo comentar tu chorro (lluvia) de relatos.
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