Un día, hace tiempo, descubrimos que los dos siempre habíamos querido ir a Paris. Desde entonces hemos estado planeando nuestro viaje.
Del día de la llegada y de los días impares me he encargado yo; tú, de los pares y del día en que nos vamos.
Espero que te guste el hotelito que he buscado en el centro de la ciudad, que pinches el enlace con el que accederás a nuestra habitación y que la visión de la cama de matrimonio no te haga huir del documento que te he preparado. Después podrás elegir entre el menú del restaurante del hotel o las fresas con champán; si eliges la fruta, tu ordenador me mandará un mensaje y sabré que estás leyéndome como nunca me has leído, como nunca te he escrito, con la más suave presión de la punta de nuestros dedos sobre el teclado.
(Microrrelato que escribí y recibió Manu Espada. Espero que le gustase.)
Es una preciosidad Luisa!
ResponderEliminarMe encanta Luisa. Una vez escribí que París no existe y creo que ahora sé porqué, no lo veía porque lo tenías tú entre los dedos. Gracias por sacarlo de nuevo a la luz :-)
ResponderEliminarSaludillos
Todo un plan, difícil resistirse...
ResponderEliminarUn saludo
Paloma
http://unlibroesunjardndebolsillo.blogspot.com
Menudo curro!!!! Manu tuvo que quedar alucinado, tanto el texto como el "envoltorio" son auténticos. Olé, olé y olé. Un abrazo.
ResponderEliminarSensualidad a tope. Un micro muy sugerente.
ResponderEliminarBlogsaludos
Qué lindo!!! :D
ResponderEliminarun beso
Después que lo leí, vuelvo a releer el título:estupendo!!!
ResponderEliminarQué envidia siento de Manu
Un abrazo
Sí, es muy evocador y t. El título es precioso, de película en BN
ResponderEliminarLuisa, dan ganas de acariciar a las teclas mientras escribo el comentario... Pura sensualidad cibernética.
ResponderEliminarUn beso desde el otro lado de la mesa (digo de la pantalla)
Es un texto un pelín raro pero........los amores cibernéticos, a distancia,... me llaman mucho la atención. Cuando uno se empeña en mantener la chispa... difícil.
ResponderEliminarUn beso a todos los que acarician las teclas o que las aporrean cuando están enfadados. Un beso.
Qué precioso relato, Luisa, yo también tengo París ahora entre los dedos al leerlo, y esa postal que hiciste es maravillosa. Eres una artista. Besos
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