La mujer, limpiando la casa, descubrió que su marido había dejado no pocas mentiras debajo de la alfombra del comedor.
“Ayer no estaban aquí, me habría dado cuenta”, pensó.
Había una tarjeta de crédito de la que no sabía nada, un par de fines de semana de trabajo falsos, la factura de un hotel, algunos correos electrónicos subidos de tono, varios meses de citas a escondidas y un adiós.
Con lágrimas en los ojos, barrió todo aquello y lo tiró; después, sacó las mentiras que tenía guardadas desde hacía algunos años, las desmaquilló y las metió en el armario empotrado de la entrada, así se le caerían encima cuando regresase a casa y quisiera guardar dentro de él el maletín.
(microrrelato presentado al 2º concurso de microrrelatos “No me vengas con historias” y que no ganó como ya sabéis)