29 de septiembre de 2017

Una operación inútil

Recién salida de la ducha, al secarse, descubrió que la piel se le estaba arrugando a la altura de los hombros.
Poco después tiraba con suavidad de algunos jirones y con un gesto casi infantil los iba dejando en el lavabo.
Supo que no podría parar y siguió desprendiendo superficies de piel, cada vez más gruesas, cada vez más grandes, haciéndose cosquillas mientras se las quitaba.
Al cabo de un tiempo indeterminado en el que no perdió la sonrisa, fue consciente de la cantidad de pellejo acumulado. Levantó los ojos y se miró en el espejo, la mujer que había salido de la ducha era ahora un hombre con sus mismos ojos, un hombre que descubría que la operación de cambio de sexo que le habían hecho no había valido para nada y que lamentablemente, otra vez, era aquello que odiaba.

27 de septiembre de 2017

El flechazo

Él iba desde hacía varios años a aquel bar y siempre le ocurría lo mismo. Le atraían como un imán los cuerpos atléticos de aquellos hombres, envidiaba su forma atrevida de vestirse, de moverse, su orgullo y, a un tiempo, se sentía el hombre más viejo y solo del mundo.
Viejo y solo hasta que llegó él, un joven alegre de pantalón ajustado que le eligió aquella noche y que le convenció para que pasasen el resto de sus vidas juntos.

25 de septiembre de 2017

Sueño


Hacía mucho tiempo que no sentía el tacto de la piel en su lomo, hacía demasiado que esperaba; y ahora que veía quien le leía, la poca viveza en los ojos, el sopor y la desgana con los que llevaba a cabo la sagrada tarea de leer, se sentía dolido y decepcionado. No obstante, una vez más, hizo gala de profesionalidad, algo que claramente no se merecía aquel botarate, y permaneció firme, erguido, con las páginas abiertas en el mejor ángulo, con el empaque que sólo puede tener el libro contenedor de un clásico; todo por perseguir, hasta sus últimas consecuencias, la remota posibilidad de conmover a un idiota con unas palabras escritas como Dios manda. Sin embargo parecía que, más pronto que tarde, aquel hombre lo abandonaría en la mesilla por un periodo de tiempo indeterminado. Poco podía hacer, y parecía que bien poco podía esperar. Miró de reojo el dormitorio en el que se encontraban e intentó averiguar si aquel ser estaba casado.

(microrrelato incluido en “Menguantes”, libro que puedes descargarte en este enlace)

22 de septiembre de 2017

Amor imposible

Se conocieron en una biblioteca.
Ella estaba casada con un detective famoso, él era el jefe de una tribu sioux y, como te has podido imaginar, vivían en distintos libros.

20 de septiembre de 2017

Trotamundos

De entre todos los viajes, el que más importa es el que se hace hacia atrás y hacia adentro. En mi caso, a primera vista, se ve una señora de unos cincuenta años, ancha de cintura y necesitada de un buen tinte; pero, si se profundiza, en sucesivas capas, puede encontrarse una mujer que se esconde en el baño para hablar con los espejos, una chica que mira al sol de frente y no guiña los ojos, una niña que persigue con la mirada los globos de la feria que deja que se le escapen entre los dedos, un bebé que crece deprisa y se transforma de un día para otro, y un alien, por decirlo de algún modo, saliendo del vientre de la fregona que se atrevió a compartir caricias con un ser extraño y verde.
Sin embargo, de ese viaje que es el mío, la última etapa nunca la cuento. Sé quién es mi padre, desde hace años me comunico con él telepáticamente; pero mi mundo, ponga como se ponga él, es este.

(microrrelato escrito para Esta noche te cuento, tema: “viajeros y viajantes”)

una imagen de MARTUKA (María García Pérez)


18 de septiembre de 2017

Buen sabor de boca

—Pide un deseo.
            Era una orden, como todo lo que él decía.
           Ella hizo como que pensaba, cerró un instante los ojos y cuando los abrió, asintió con la cabeza.
            —Se cumplirá —añadió él.
            Ella sonrió, estaba segura.
            Le sirvió un buen pedazo de tarta.
—Es una cuestión de tiempo —pensó ella tras comprobar que él no detectaba el sabor del veneno-. Solo eso.

15 de septiembre de 2017

Ojos que no ven

—No puedo creerte —me dijo—, estas arrugas que me muestras no son verdad.
            Yo, desde el fondo del espejo, veo la eternidad que no cesa de crecer entre su mirada y la mía. No soy yo quien entrega los reflejos con retraso; es él quién, incapaz de asumirlos, lleva años demorándolos.

13 de septiembre de 2017

Incendios

Aquel verano las autoridades nos dijeron que los bosques se estaban suicidando.

11 de septiembre de 2017

Escritor de guardia

—¿Dónde está el escritor? Lo necesitamos urgentemente.
Yo nunca hablaría de mí en esos términos pero, en la novela en la que vivo, todos saben que mi personaje ha ido a un taller literario; de modo que, antes de que pudiera darme cuenta, ya salíamos corriendo en dirección a las primeras páginas.
No tuvimos que ir muy lejos, pronto entendí lo que estaba pasando: el hombre se había dormido, estaba completamente borracho, pero sabíamos que tenía que entregar el manuscrito al día siguiente a eso de las nueve de la mañana.
Hice todo lo que pude dentro de mis posibilidades: los personajes ya habían sido presentados, el tiempo era escaso y el editor afortunadamente no esperaba una novela que fuese demasiado larga. No pude entretenerme en imitar el estilo de nuestro autor pero también es verdad que, si él notó algo, no dio muestras ni de malestar ni de enfado.
Yo, por mi parte, solo espero conocer la acogida del público, me gustaría mucho cambiar de trabajo.

(microrrelato incluido en “Menguantes”, libro que puedes descargarte en este enlace)

8 de septiembre de 2017

Siguiendo el programa

Los padres de los padres de los padres de los humanos que transporto abandonaron un día la Tierra, un planeta herido de muerte en el que ya era imposible vivir. Ellos tomaron una decisión difícil: hipotecar sus vidas y las de las generaciones que les seguían por una simple esperanza, una promesa o una quimera.
Navegamos juntos desde entonces, yo he sido testigo mudo de su largo viaje y de su evolución.
En un principio los Primeros, aún con el recuerdo de su planeta natal en la retina, transmitieron a sus hijos todo lo que pudieron y supieron: la vida y la muerte, los éxitos y los errores, la belleza y el horror, dudando siempre entre si eran los elegidos para vivir o las traidores que habían huido cuando las cosas se pusieron feas. Pero aquellos hombres y mujeres hace mucho que desaparecieron, y el espacio es oscuro y frío, no hay puntos azules en él y es difícil distinguir una estrella de otra.
Los hijos de los hijos de sus hijos han leído en mi memoria todo lo que fue, pero se sienten solos, abandonados y presos de un destino que no han podido elegir. Oigo su enojo en mis pasillos. Han empezado a creer que la Tierra los echó, que sólo son los herederos de los que fueron desheredados, que detrás de sí se quedó la vida y el aire y las plantas y el azul que construía olas, y que las otras imágenes que tengo, las guerras, los escombros y la hambruna son aquellas que los Primeros les dejaron queriendo engañarlos como a niños.
Y yo, que sólo traslado sus vidas presas del tiempo y del espacio, no tengo más misión que viajar hacia un sitio que no conocerán huyendo de un lugar que nunca vieron.
Mido el descontento, siento que ha llegado la hora y ejecuto el programa. Hago que a sus terminales llegue la fatal noticia: la Tierra ha dejado de existir; es el último mensaje del último superviviente, sólo para ellos. Registro cómo sus ojos se nublan, como se hace el silencio y ahora juntos, juntos de nuevo, seguiremos nuestro viaje hasta llegar algún día a algún sitio en algún tiempo.

(microrrelato publicado en el número 3 de la revista Callejón de las once esquinas que ya puedes leer y disfrutar, ¡gracias!; está abierto además el plazo para participar en el siguiente número, ¿te animas?)