25 de septiembre de 2024

El poso que dejan los sueños

Ella ya se ha levantado, la oigo trajinar en la cocina; y yo, me quedo unos minutos más en la cama, para soñarla, para recordarla, para traer a mi memoria el modo en que cierra un poco los ojos cuando come chocolate, la explosión de su risa fresca tras un chiste que no se merece tanto, el tacto de sus dedos enredándose en mi pelo o el olor de su colonia flotando en el aire. Después con el corazón henchido y una sonrisa en mi cara, salgo de la cama, voy a su encuentro y veo en sus ojos, como he visto todos los días desde hace ya cuarenta años, que ella también me sigue soñando. 
 
(microrrelato para una propuesta de Esta noche te cuento, esta)

18 de septiembre de 2024

Casi perfecto

La cicatriz que cruza su torso está cerrándose bien; muy pronto le darán de alta. Antes de que se dé cuenta su marido le traerá alguna ropa, ella se vestirá de calle y desaparecerá de su vida. Siempre supo que las charlas no durarían, que desaparecerían junto con los besos a escondidas y las caricias dibujadas en la piel y en el aire; y también que ella, aunque afirma quererle, nunca abandonará al padre de sus hijos por este amor que nació entre susurros y paredes blancas.
Su primer amor y ya crece maltrecho; el amor de su vida y no lo tendrá a su lado; puede que acabe llorando pero, por ahora, una sonrisa tímida se asoma a sus labios y da las gracias.
 
(microrrelato para una propuesta de Esta noche te cuento, esta)

11 de septiembre de 2024

El libro “Cien páginas de amor”


Este libro llega desde el otro lado del Atlántico, lleva viniendo muchos años (parece que fue editado en ¡2015!); pero, sea como fuere, ha llegado, lo tengo en mis manos, y dentro de él descubro cuatro microrrelatos míos (¡sorpresa!): Oportunidad perdida, Encantadora, Náufragos y Campo minado.
Nunca es tarde, menos aún para las buenas noticias.

4 de septiembre de 2024

Sabor

Nací en Buenos Aires, rodeado de los recuerdos de Madrid que mis padres metieron en sus maletas cuando cruzaron el charco. Todo lo que sé de esa ciudad ellos me lo enseñaron, incluso cada viernes comíamos un bocadillo de calamares (los domingos un asado) mientras mis padres, sonriendo, afirmaban que no era la gloria bendita de la que se acordaban. Hoy, viernes y en Madrid, ando y desando solo sus pasos, voy hacia la Plaza Mayor en busca de mi bocata de costumbre dispuesto a comprobar que su sabor, como decían, unido a los recuerdos que me dieron, es insuperable.
 
(microrrelato escrito para el concurso Gloria Arcos Lado, con motivo de la XI Quedada Microrrelatista que se celebró en Madrid, en junio de 2024)