El punto neurálgico de esta
historia, que no se va a contar punto por punto ni con puntos y comas ya que
hasta cierto punto es bastante común, es esa foto de la pareja bajo el arco de
medio punto de la catedral, la foto de una boda, estando ella vestida a punto
de nieve como un merengue cualquiera. La novia, punto en boca pero quitando
importancia ya a los puntos débiles que el novio tenía; y él, a tal punto ajeno
a todo, pensando en la fiesta.
Un punto en el tiempo y el espacio,
de inflexión, tras el que él nunca fue un punto de apoyo y ella sintió que
hacer punto sería lo único que habría en su vida. Sabían que tenían dos
diferentes puntos de vista sobre casi todo pero, pasados unos meses, cuando
quisieron reunir tras dos puntos todo lo que les unía, solo encontraron unos
puntos suspensivos, bien poca cosa. Decidieron entonces poner juntos un punto
final a aquella pantomima, no un punto y seguido como el amor que aún se tenían
les decía.
(microrrelato
escrito para esta propuesta de ENTC)