19 de marzo de 2015

Efecto dominó

Había perdido su canica preferida.
La canica que le había regalado su padre en el último cumpleaños.
Un cumpleaños triste porque ya no estaban juntos.
No vivían juntos desde que sus padres se habían separado.
¿Por qué se habían separado?, nunca lo supo.
Nunca supo que su padre tenía una aventura y su madre le había echado de casa.
Una casa con jardín, que ahora les venía demasiado grande.
Tan grande como la tarta que le compró su padre para ese día.
Un día que odiaba, como éste, en que había perdido la canica.
La canica que era su prefería y que odiaba por lo que le recordaba.
Lo que le recordó que este fin de semana estaría con su padre.
Y su padre siempre le regalaba algo.
Algo como una canica, como un coche eléctrico o… como volver a casa.

8 comentarios:

  1. Luisa, muy original este microrrelato enlazado. A menudo y por desgracia, cuando un matrimonio no se entiende y decide separarse los grandes afectados son los niños.

    Abrazos.

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  2. Me gusta como da la vuelta el micro hasta llegar al mismo punto, con un razonamiento que a veces no es tan sencillo. Un perfecto dominó, salvo por una cosa que me descuadra, el narrador se coloca junto al niño pero a la vez es omnipotente. Me gustaría quizá más que solo viéramos al niño, no sé si me explico.
    Un abrazo

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  3. El comentario que haces Ana, no es ni muchísimo menos tontería, más bien al contrario.
    Tienes razón en lo que dices. El narrador, ¿quién es?
    Quizás, y que conste que no intento convercerte, la línea, cada ficha del dominó, tenga o puede tener narradores distintos.
    A mi me pasa algo. Me afecta. Como estoy como estoy, me relaciono contigo de una determinada forma. Y claro, tú estás como estás, otra historia. Y en base a eso,....
    No sé si me explico.

    Un comentario muy interesate, gracias.

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    Respuestas
    1. Sí, te explicas. Todas las piezas de la casa componen el dominó y unas afectan a otras.
      Gracias a ti.

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  4. Canica que rueda y trae el padre.
    Un abrazo grandote.

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