21 de agosto de 2014

En ciernes

-No tardará mucho en llegar, en cuanto acaben las clases.
Cinco minutos después los niños se acercaban a nuestro comedor y lo vi, comprendí por qué me habían dicho que era imposible no verlo.
Delgado y con los ojos brillantes, apartándose de sus compañeros o siendo apartado, el pequeño apareció rodeado de una nube de seres como yo no había visto jamás. Fantasmas, hombres del saco, animales de grandes fauces y entes extraños que su imaginación no dejaba de crear, cuyo número se había disparado desde que nuestra ONG había llegado y que habían empezado a aislarle de los que hasta entonces habían sido sus compañeros de juegos.
Impresionante e inmanejable, una verdadera amenaza.
Hasta que le expliqué algunas cosas que había aprendido en un taller literario, trucos con los que atar a todos aquellos seres a un papel y poder llevar una vida más o menos normal.

No hay comentarios:

Publicar un comentario