Su vida
ha sido un murmullo de pasos leves en busca de la plancha, del costurero, del
tenedor que falta en la mesa, empujando el polvo y la fregona, haciendo
croquetas y camas. Sin embargo, desde hace un tiempo, con los hijos y nietos en
la ciudad siempre ocupados, su Gregorio en el camposanto y las compañeras de
punto y rosarios en lejanos asilos de ancianos, los días le resultan
dolorosamente largos; por eso hoy se sienta y, mientras le resbala una lágrima
por el rostro, sabe que no encontrará razones para volver a levantarse.
(microrrelato
escrito para La Copa, un concurso de Esta noche te cuento, texto tenía que
inspirarse en la imagen y con el que pasé de ronda)
Buf, como la entiendo
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