21 de enero de 2021

La naranja mecánica


El planeta no podía darnos más. Nuestra subsistencia dependía de la habilidad de aquel robot, que a la vez nos salvaba y esclavizaba, que nos hacía sentir importantes y dependientes, insignificantes.
Habíamos nacido sabiendo que nos acercábamos al fin y que nadie podría salvarnos; momento que se hizo dolorosamente patente cuando, en vez de proporcionarnos el agua y alimento que necesitábamos, el robot posó en nuestras manos aquella extraña y única naranja mecánica que no nos servía para nada.

2 comentarios:

  1. O sí y no sabíamos sacarle partido, no? A veces no vemos más allá de nuestro ombligo.
    No sé si lo he entendido bien, hoy estoy un poco espesa.
    Besicos muchos.

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  2. Si no lo entiendes es que... puede que esté mal escrito. Gracias por visitar y comentar, eres increíble

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