Le
había pedido que no le vea pero me había vuelto a desobedecer: anoche MI HIJA
OLÍA A PAN, a queso y uvas. Ya una vez empuñé la hoz para salvarla, cuando
niña, nunca le dije qué nos empujaba a salir de aquel pueblo a toda prisa; y
ahora, que camino inseguro apoyado en un bastón, que solo me quedan las
palabras para defenderla: no me escucha. Impotente no me atrevo a decirle que
en la taberna ya se han empezado a cruzar apuestas sobre cuándo caerá en las
manos del señorito o el tiempo que este tardará en cansarse de ella.
Si
le cuento lo que he oído, las chanzas y risas, las razones por las que he
dejado de ir a la cantina, me arriesgo a perderla; y después, cuando se sienta
rota y sola, ¿quién la consolará, estará a su lado y le dará fuerzas?
(microrrelato escrito celebrar el
décimo cumpleaños de Esta noche te
cuento
y que responde a la propuesta que se encontrará en este enlace)
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