19 de diciembre de 2010

La hucha


Había empezado a tener problemas para meter el dinero en la hucha.
Algunos días después, con gran estruendo y mayor ilusión, la rompió golpeándola contra el suelo. Cuando abrió la manta en que la había envuelto, un batiburrillo de monedas, billetes y trozos de barro saturaron su retina.
¿Cuántos años había estado ahorrando? ¿Cuánto tiempo había tenido que esperar para tener al alcance de la mano su sueño? Y, ahora que lo pensaba más despacio, ¿cuál era su sueño?, ¿lo había olvidado acaso?
Durante algunas semanas anduvo vacío por la vida. Hasta que una mañana se levantó, salió de compras, adquirió la hucha más grande del mercado y volvió a casa con ella y una nueva sonrisa.
(microrrelato guardado en un cajón y rescatado tras leer esta entrada en el blog de Torcuato)

1 comentario:

  1. Gracias por venir, por estar y por invitarme. Puedes estar seguro de que pasaré a verte, un placer.

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