15 de abril de 2011

Castillos en el aire

Desde hacia muchos años disfrutaba de su construcción, de ir añadiendo día a día pequeños y sutiles detalles.
Recordaba haberlo hecho desde siempre, desde niña, desde hacía más o menos 30 años.
Sin embargo, en cuanto esa cifra surgió en su mente, su peso hizo que las murallas empezasen a ceder, que las almenas se desplomasen, que el foso se llenase y que los torreones de derrumbasen.
Todos los castillos, sus castillos, se vinieron abajo, se evaporaron, sin ni siquiera levantar una nube de polvo, sin que nadie lo notase, inundándole los ojos de lágrimas.

8 comentarios:

  1. Quizá un día comprenda que una cifra no significa nada a la hora de decidir sobre los sueños. Y ese día, aunque duela, reiniciará la construcción del castillo.
    Magnífico y poético.

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  2. No tan magnífico como tu comentario; gracias, Amando.

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  3. Cuando se nos rompe nuestro paradigma, lo único que nos queda es creer en otro.
    Besos, Luisa.

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  4. Yo que ya llegué a esos años le diría que hay que seguir con los sueños, que no cuestan nada :)

    un beso

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  5. Estamos todos de acuerdo. Un beso para todos y gracias.

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  6. Es el riesgo que se corre con este tipo de construcciones, sobre todo cuando han insumido demasiado tiempo.
    Quizá valga la pena.

    Un abrazo

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  7. Tal vez pueda levantar nuevos castillos, con mejores pilares, que se sustenten por sí solos y lo único que haya que hacer sea...habitarlos, nunca es tarde para cumplir un sueño, mucho menos a los 30 :)

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  8. ... se asustó, pobre! los números redondos suelen dar miedo, pero habrá que secar las lágrimas y empezar a construir otros castillos.
    Besos,

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