7 de diciembre de 2011

En serie

            -El comandante de la Guardia Suiza nunca llegó a cruzar el umbral –dijo el inspector observando el cuerpo.
            Tenía una alabarda clavada en la espalda.
            -No hay muchas personas que puedan manejarla con la fuerza y la destreza necesarias -apuntó el forense.
            -Estoy de acuerdo. El asesino no debe de andar muy lejos. Llévate el cuerpo y cuéntame si encuentras algo, yo empezaré a interrogarlos a todos.
            El inspector apenas echó un vistazo al fallecido mientras se lo llevaban, era un cuerpo que conocía bien, que había amado, y ahora aquel forense iba a destrozarlo. Se sorprendió a sí mismo sintiendo como toda la venganza que había concentrado en el muerto fluía ahora hacia el compañero de profesión que se lo llevaba.
            “Mañana pensaré en ello”, susurró, mientras elegía entre los nombres de los miembros de la Guardia Suiza aquel que sería el culpable.

(microrrelato presentado sin éxito al Concurso de Microrrelatos Getafe Negro)

7 comentarios:

  1. Oscuro, sórdido, de una maldad densa.

    No conozco el relato ganador del certamen, pero el tuyo me ha parecido muy bueno.

    Un abrazo.

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  2. Buenísima vuelta de tuerca, Luisa, un micro redondo.

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  3. Pues el micro está muy bien. Tal vez habría que ajustar algo y clarificar un poco, pero no lo veo mal. Por cierto, Luisa, te invito a echar un vistazo a nuestro nuevo proyecto: http://convoy89.blogspot.com/

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  4. Excelente, Luisa. El título muy bien elegido.

    Besitos

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  5. Yo creo que al forense le quedan dos autopsias si acaso. Me ha gustado mucho. Un beso.

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  6. Me gusta que el asesino este en primer plano, distribuyendo objetivos.

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