19 de febrero de 2014

Sin verano

imagen de Nicoletta Ionescu


Nunca podré olvidar aquel invierno en que se me heló el corazón y envejecí veinte años.
Eran días de frío y nieve, de noches que empezaban a las cinco de la tarde en las que los lobos se adentraban en el pueblo y de mañanas en que hacíamos recuento de las pérdidas mientras nuestras retinas se inundaban del color de la sangre, hasta que llegó el día sin luz en el que descubrimos que los animales habían entrado en una de las casas y decidimos que sólo podíamos internarnos en el bosque, acabar con ellos y poner nuestras vidas a salvo.
Yo tenía veinticuatro años, el pelo negro y la sonrisa grande y, cuando volví de aquella aventura con el pelo blanco, mis vecinos aceptaron con respeto mi férreo silencio mientras uno a uno me daban las gracias.
Sí, yo soy el héroe que les libró de aquellos lobos, el que seguí su rastro en la nieve, el único que vio trasformarse las huellas de pezuñas en pequeñas pisadas humanas, el que dio muerte a aquella joven de cuyos ojos no puedo olvidarme.

(microrrelato escrito para Esta noche te cuento, mes de enero, tema: “tras su rastro por la nieve”)

2 comentarios:

  1. Hola Luisa, aunque estoy menos activa en ENTC, no quiere decir que no os lea a muchos de vosotros en aquel lugar. De este me gustó especialmente cómo llegas a la mujer - lobo tras una narración de hechos muy bien conjuntada.

    Decías allí que habías escrito palabras de "más" y yo no las aprecio, pero de cualquier forma sé que me gusta. :)

    Un besazo.

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