5 de febrero de 2016

Adicción

He empezado a sospechar de mi esposo; sin embargo, estoy segura de que no se trata de una simple aventura, me temo que sea mucho peor, que sea la suma de todas ellas.
Hace unos días volví a casa antes de lo habitual y, cosa extraña, la televisión no estaba encendida. Mi marido, sentado en el sofá, con la cabeza inclinada hacia delante y los ojos abiertos, parecía estar tan ausente como siempre pero, al descubrirme, se sobresaltó y creí ver que, mientras con la mano derecha buscaba el mando a distancia, con la izquierda apartaba algo de mi vista. Yo hice como que no me daba cuenta; pero sé que tengo razón cuando digo que creí ver en sus ojos emoción y vida, sentimientos que no he encontrado en él nunca.
Ahora sólo pretendo averiguar, de una vez por todas, si es verdad lo que creo: que ha empezado a leer y que disfruta con ello.

4 comentarios:

  1. Leer es malísimo despierta la imaginación, que es una cosa rara que hace pensar en más cosas raras, todas peligrosas y absurdas. Hay gente que prefiere seguir un camino ya hecho y pateado por miles, simplemente porque es más fácil.
    Aunque para algunas, esa opción, sea.... triste

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  2. Ja, ja, ja. Sí, es verdad. La única forma de rebelión doméstica. Muy sugestivo tu texto.

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