Entró en casa con una botella vacía en la mano y la
dejó junto a las otras.
Habían pasado ya algunos meses pero todo indicaba que
ella seguía enfadada, que no le había perdonado aún que la abandonase en la
playa de aquella preciosa isla desierta.
Ya se le pasará...
ResponderEliminarA ella o a él?
ResponderEliminarA él. La locura.
ResponderEliminarDe un fino humor negro. Me gusta.
ResponderEliminarA lo mejor es que no tiene papel ;o) Fabuloso, muy muy fino. Bravo, Luisa.
ResponderEliminarYa se le pasará a ella. Muy pocas veces se les pasa a ellos.
ResponderEliminarTiene razón la pobre. Hay cosas que cuesta perdonar.
ResponderEliminarUn abrazo, Luisa
Analfabeto por lo que parece por la simple botella.
ResponderEliminarAnalfabeto por lo que parece por la simple botella.
ResponderEliminarHuy, cuántas visitas!!
ResponderEliminarQué bueno, gracias a todos!
El silencio de ella es contundente, lapidario, habla por sí solo. Claro que él puede hacer uso del vacío de la botella, para rellenar con la imaginación lo que quiera o lo que más le convenga interpretar. Doble filo.
ResponderEliminarMuy bueno, saludos!
Humor del bueno, Luisa.
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