Siempre
me funcionó cuando era niño: después de cada travesura, gritaba o lloraba
mientras señalaba a mi hermano y ayudaba a mi madre a encontrar el culpable que
necesitaba.
Lo volví a hacer hace unos días,
cuando comprobé que ya era inevitable que se descubriera el desfalco. Me llevó
un poco más de tiempo, pero pronto conseguí que las pruebas falsas señalasen a
mi socio, tras lo cual corrí a poner una denuncia.
La justicia es ciega.
Como una madre, podría añadir yo.
Tramposa/o...
ResponderEliminarRelato de actualidad. Es cierto ese ser ciegos de las madres, es su hijo, aunque sea un delincuente, y busca los atenuantes. Pero tu vas más a los sinvergüenzas actuales, que lo niegan aún estando claro.
ResponderEliminarMe temo que la naturaleza humana es un poco así. La madre perdona todo a su hijo, haga lo que haga. Y el hijo intenta seguir adelante, caiga que caiga.
ResponderEliminarAsí nos va, tambien.
Gracias por la visita y un beso
Una costumbre muy extendida, proclamando una inocencia que no se tiene.
ResponderEliminarBesos.
Pero las madres conocen a sus hijos, saben quién es el llorón de los hermanos y quien trata de echarle las culpas a otro. Las madres se enteran de todo (lo ven todo aunque disculpen). La justicia no ve o no quiere ver
ResponderEliminarPero las madres conocen a sus hijos, saben quién es el llorón de los hermanos y quien trata de echarle las culpas a otro. Las madres se enteran de todo (lo ven todo aunque disculpen). La justicia no ve o no quiere ver
ResponderEliminarLas madres sí, los padres también. La deshonestidad doctores es consecuencia de los que nos protestamos o de los que comen callados. En cada situación habrá siempre un chivo expiatorio. Saludos desde
ResponderEliminarhttp://www.venitecuento.blogspot.com
Por un enredo del índice quise decir: de los doctores... es consecuencia de los que NO protestamos...
ResponderEliminarPor un enredo del índice quise decir: de los doctores... es consecuencia de los que NO protestamos...
ResponderEliminarLas madres sí, los padres también. La deshonestidad doctores es consecuencia de los que nos protestamos o de los que comen callados. En cada situación habrá siempre un chivo expiatorio. Saludos desde
ResponderEliminarhttp://www.venitecuento.blogspot.com
Desde la infancia ya se ven los mimbres del adulto.
ResponderEliminarUn abrazo, Luisa
La justicia puede que sea ciega como una madre, es cierto... el único problema es que no te ama como a una.
ResponderEliminarSaludos!