17 de enero de 2018

Herencia


Todo en aquella casa me hablaba de su ausencia y de los momentos que ya no viviríamos nunca. Paseaba entre aquellas paredes como alma en pena y no acababa de reunir el valor para entrar en el despacho y acercarme a su ordenador, a sus borradores y a esos cuentos infantiles con los que se había ganado la vida y que habían impregnado, como no podía ser de otro modo, todos nuestros días juntos.
Pasado un tiempo, procedente de aquel lugar en el que aún no me había atrevido a entrar, creí oír algunos sonidos, asomé con miedo la cabeza y descubrí, incrédulo, una especie de hada minúscula, transparente y luminosa que, acariciando los objetos que yo aún no había osado tocar, lloraba desconsoladamente.
Fue así como nos conocimos, hace unos meses ya y… ¡maldita la hora! ¿Alguien sabe cómo hacer callar a una musa y que deje de susurrarme en el oído?




(microrrelato escrito para Esta noche te cuento: seres mágicos)

2 comentarios:

  1. ¡Qué bonito y cuánta delicadeza en el contar!

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  2. Es precioso como todo lo que escribes. Es final además de inesperado, me ha arrancado una sonrisa. Genial!!
    Besicos muchos

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