2 de noviembre de 2020

Cándida

Mi destino era Ibiza y mi maleta una galletas y una guitarra, solo eso. Iba detrás de tu susurro en mi oído y del lunar que tenías en el cuello, también tenía en mi memoria el “me quiere” del último pétalo de la última margarita, confesión que había obtenido tras haber deshojado a cientos de ellas pero que, mire como se mire, era toda una declaración.

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