15 de diciembre de 2021

Qué bello es vivir


A sus cincuenta años nunca había ido a un museo, jamás. El arte en su vida hasta ese momento se había reducido a hacer una comida sabrosa con cuatro cosas, limpiar la casa y asumir que vivir con su marido era, como mínimo, ser utilizada y estar sola. Un día, gracias a una vecina, acabó yendo a su primera exposición, un montón de manualidades de dudoso gusto, donde descubrió la pintura y decidió que quería poner color en su vida. Comenzó utilizando con ese propósito la sangre de su marido, lo que la hizo famosa; después y en la cárcel empleó el tiempo en formarse y crecer hasta hoy en que, con materiales mucho más convencionales y sin haber perdido ni un ápice de frescura, sus cuadros alcanzan cifras astronómicas.

1 comentario:

  1. Ohhhhh, me ha encantado!! Como nos has llevado a ese final sublime!!
    Besicos muchos.

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