Vivíamos en el país de las
maravillas, repetía la televisión, pero esa insistencia era como una astilla en
el zapato que no hiere pero molesta. Creía que el número de mensajes positivos
había aumentado, sentía que las medicinas le atontaban más y habían limitado
sus movimientos al máximo sin explicación ninguna. Eran conejos, estaban presos
y todo indicaba que alguien había decidido que aquel lugar dejase de ser una
confortable madriguera.
Anoche una llorosa
Pili, su enfermera preferida, sin mirarle siquiera, le dio una PASTILLA para
dormir, algo para lo que nunca tuvo problemas, y enseguida supo qué se le
pedía.
(microrrelato
escrito para esta propuesta, un encuentro en la Copa
ENTC 2022)
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