Queriendo cumplir con la tarea que
el profesor del taller de escritura me había encargado, me pregunté: "¿Qué
pasaría si…?" y el pensamiento que apareció en mi mente hizo que surgiera
una sonrisa en mis labios; desde ese momento empecé a documentarme, en parte
también para que nadie pudiera señalarme nunca como culpable.
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