20 de diciembre de 2023

Para más inri

Se apresuraron con el martillo y los clavos, porque no querían llegar tarde a la fiesta y quedarse con las plañideras. Los clavos deberían haber sido mucho más largos si debían atravesar una mano y hundirse en la cruz y, teniendo además en cuenta que tendrían que soportar el peso de un cuerpo, quizás hubiese sido preciso usar más de uno. Sin embargo nada de eso se hizo, dos golpes de martillo y empezaron a alzar el invento. Cuando los carpinteros se fueron, las mujeres los descolgaron con la ayuda de una escalera, a todos menos a ese pesado llamado Jesús, que ni crucificado dejaba de hablar… de lo que fuera que hablase.

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