Su relación empezó cuando eran niños. Aquel día ella le dio una goma y él le regaló una canica.
Después los regalos fueron cambiando: un cuaderno, un dibujo, un número de teléfono, una rosa, un beso, una cita, un anillo, algunas miradas cómplices, una casa, un hogar, un niño, una niña, silencios compartidos, un viaje, una multitud de paseos por el parque,….
Hoy, casi una vida después, en el hospital, él se sienta junto a la cama para dibujarle caricias en la piel y ella encuentra fuerzas para devolverle una sonrisa.
Madre mía, qué bien narrada toda una vida llena de dulzura. Me ha encantado!!
ResponderEliminarBesicos muchos.
Y tú... qué guapa eres!!!
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