Habría cogido alguna vez un hilván si sus padres no
la hubiesen imaginado casada con alguien de la nobleza y eso habría implicado,
en las actuales circunstancias, poder ser mucho más útil. Aunque en ocasiones,
mirando de reojo lo que tenían que hacer aquellas que sabían cortar y coser, se
alegraba de poder limitarse a limpiar las heridas purulentas, repartir palabras
de consuelo y sonrisas, escribir cartas y leerlas o, en última instancia,
sostener una mano entre las suyas hasta que aquella se quedaba fría.
Qué bonita labor la de las enfermeras, que tú has reflejado con tu habitual maestría de forma excelente!!
ResponderEliminarBesicos muchos.
Algo es algo
ResponderEliminar