4 de noviembre de 2021

Vino picado

Siempre estuvimos de acuerdo en que nos complementábamos bien y que eso sería bueno para la compañía: yo y mi modo de hacer el vino, casi un arte, con mimo; y él, su visión comercial y los pies bien pegados en la tierra. El tiempo acabó dándonos la razón, no había más que echar un vistazo a las cuentas.
Sin embargo, al igual que el vino cambia y se transforma, también lo hacen las personas; y un día termina el amor o la amistad se estropea, dando paso en ocasiones a huidas, contabilidades amañadas y cantidades de dinero que aparentemente se evaporan.
Por eso ahora estoy solo rodeado de mis botellas, para beber y brindar por el compañero que fue. Levanto mi copa, brindo en silencio y me voy emborrachando despacio al tiempo que trago pastillas. Seguro una vez más de su valía, de su buen hacer, de la red que ha tejido a mi alrededor y de que no podré escapar de ella; tan seguro como estoy de que este lugar oscuro y fresco lo mismo puede ser una bodega o una tumba.

1 comentario:

  1. Madre mía que final. No me lo esperaba. Muy bueno Luisa, claro que como siempre!!
    Besicos muchos.

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