Del
mismo modo que aquellos barcos buscando un camino en el agua que los llevase a
las Indias encontraron unas tierras, que eran un continente, que durante un
tiempo reinaron y acabarían llamándose América; exactamente del mismo modo,
aquella noche de aquel sábado en la que entré en aquella discoteca buscando una
chavala con la que pasar un buen rato, conocí a Vera, a mi Vera. La misma a la
que veinte años más tarde telefoneo para decirle que no llegaré a cenar, que
encontré una maleta llena de dinero en una de las calles de la zona que tengo
asignada como barrendero y estoy llevándola a la comisaría más cercana para
evitar tentaciones y apropiaciones indebidas, sin sospechar que algunos días
más tarde aparecerá en la puerta de nuestra casa un tal Pedro para darme las
gracias, contarnos su vida e invitarnos a formar parte de ella, el mismo que
buscando y habiendo encontrado el camino más corto para hacer dinero, se ha
encontrado rey y señor de su vida pero que está solo, muy solo, Pedro, el mismo
que ahora es nuestro amigo más querido, por diferentes motivos y desde aquel
día.
(microrrelato escrito para esta propuesta)
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