Pasado casi un año supo que estaba mucho mejor, que
había empezado a asumir su ausencia y que el dolor empezaba a ceder para
transformarse en un odio por las malditas gafas de cerca que ya tenía que
ponerse a todas horas para descubrir que no tenía ninguna llamada perdida y que
él seguía sin escribirle un maldito mensaje.
Si. Estaba mucho mejor
ResponderEliminarBesos, Luisa
Si no hay noticias, supongamos que son buenas noticias.
ResponderEliminarBesos.
Gracias, chicos.
ResponderEliminarNo me había dado cuenta, hasta que lo has dicho Alfred, que esa frase que usamos todos para estos casos no aplica. Interesante
Si el tiempo no lo cura todo, al menos lo suaviza.
ResponderEliminarUn abrazo, Luisa
El dolor enquistado duele menos. Uno se hace.
ResponderEliminar