Anoche
se decidió a entrar en mi habitación. Y ahora, después de haberla escuchado, he
de admitir que nunca hubiese logrado adivinar por qué su fantasma volvía a casa
noche tras noche y se colaba en la habitación de padre.
Me ha asegurado que está bien, que
si lo llega a saber le aguanta menos y se muere antes, que se siente dueña de
sus actos y que, si viene cada día, es porque ha descubierto que tiene algún
poder sobre él y está haciendo lo imposible por educarlo, que quizás no sea
después de todo demasiado tarde, que ahora puede alcanzar su único objetivo:
que a sus hijos no les haga ningún daño.
(microrrelato
incluido en “Menguantes”, libro que puedes descargarte en este enlace)
Ufff Luísa, qué relatazo. Me ha encantado, precioso!!
ResponderEliminarBesicos muchos.
Gracias, guapa, muy buen fin de semana!!!
ResponderEliminarAl parecer, la esperanza es lo último que se pierde, aun después de muertos...
ResponderEliminarSaludos,
J.