4 de noviembre de 2019

Cuestión de gustos

Nos comimos a unos cuantos vecinos para no defraudar y porque el nuevo domador nos lo había indicado así ya en el primer ensayo, para aumentar el interés y los ingresos, eso dijo. Fue después cuando entendimos a quien quería comerse él, cuando ya famoso, látigo en mano, con los ojos golosos y un anillo de brillantes inició el imposible acoso y derribo del trapecista, estando como estaba su novia delante.

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