Pose donde se pose la mirada, mi memoria me trae un recuerdo sin retraso. Allí, junto a aquella tapia, yo remendaba redes la primera vez que nos miramos. Días después, entre unas barcas como aquellas, nos escondimos. Cuando llegó el invierno, yo ya esperaba en el puerto el regreso de los barcos; y la noche en que el mar te reclamó, solo me mantuvo a flote tu hijo nadando en mis entrañas.
Hoy me despido en silencio del mozo que tiene tus ojos, voy a subir a ese bote y dejaré que la marea me lleve a tu lado.
Gracias!!!
ResponderEliminarGracias por el relato, lo cuentas todo en muy pocas palabras. Te quedo perfecto.
ResponderEliminarUn saludo. Ángel
Un micro excelente. Toda una historia de amor entregado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hoy es mi día de suerte. Venís, leeis, comentáis. Gracias!
ResponderEliminarQue texto tan bonito. Me ha encantado tu blog, me quedo de seguidora y te invito a que te pases por el mío si te apetece (es Relatos y Más, es que aparecen dos en el perfil).
ResponderEliminarUn abrazo.
Rápido, claro y conciso.
ResponderEliminarResumiendo.
Perfecto.
En realidad no se murió, se convirtió en tritón :P
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