Vi la expresión de las gemelas cuando entró la tata
con la bandeja llena de cursis tacitas de té y minúsculas jarritas llenas de humeantes
líquidos, la intuición me dijo que aquella fastuosa entrada no llegaría a buen
puerto, no con ellas allí, que era una fantasía pretender que las niñas dejasen
pasar una oportunidad así para hacer una de las suyas. Dolorosamente las
envidié porque yo, al contrario que ellas, había dejado pasar todas mis
oportunidades y ni tan siquiera mi vida había sido mía; y supongo que fue por
eso por lo que extendí mi pierna, hice que la tata tropezase y el contenido de
la bandeja se volcase, dejando a todos con la boca abierta cuando, por primera
vez, me vieron histéricamente reír.
Es muy triste que me hayas hecho reír con la canallada que le hacen a la pobre señora, pero que le vamos a hacer. Felicidades por la historia me ha encantado.
ResponderEliminarUn saludo.