El hombre empieza a acusar el cansancio y eso es peligroso. Los calambres hace tiempo que recorren los músculos de su cuerpo pero, en cuanto se mueve, el pintor le reprende, pidiéndole que vuelva a adoptar la pose, la absurda pose.
Más fácil debe de resultar para el cuerpo inerte que se encuentra a sus pies aunque, siendo sinceros, envidia tampoco le tiene.
Uyyy Luisa, me has dejado sin saber bien qué pensar!! 😯😂
ResponderEliminarBesicos muchos.😘😘
La envidio siempre es una complicación, en todo, para todos.
ResponderEliminarSaludos,
J.